/ martes 26 de abril de 2022

Traidor a la patria; cliché de moda

ENTRE TECLAS

Antes de entrar en materia es necesario precisar que los “clichés” son expresiones utilizadas en exceso y por lo tanto muy trillados; muchos políticos, periodistas y escritores utilizan los clichés como un método abreviado para transmitir sus ideas a sus seguidores.

En los últimos días el presidente Andrés Manuel López Obrador ha echado a trabajar a su maquinaria política-dogmática para acuñar la idea entre los mexicanos que aquellos legisladores que votaron en contra de su iniciativa de reforma eléctrica sometida a la discusión y análisis de la Cámara de Diputados el pasado domingo 17 de abril, son traidores a la patria. Nada más alejado de la realidad.

La Cámara de Diputados es el lugar por excelencia de la discusión de los grandes temas nacionales. En un cuerpo colegiado tan grande como es la Cámara federal integrada por 500 legisladores, además de un país tan disímbolo, poli étnico y confrontado desde el punto de vista histórico, es prácticamente imposible que produzcan ideas unísonas.

Ya desde el siglo XIX había verdaderos liberales en el mundo que, 200 años atrás, ya dejaban claro que ser opositor político no significa ser traidor a la patria, como lo estableció el argentino Juan Bautista Alberdi, quien por 1852 dijo: “Es un déspota todo aquel que cree que ser opositor al gobierno es un traidor a la patria”.

Ahora bien, ¿existe la traición a la patria? Sí. De acuerdo con el Código Penal Federal, Segundo Libro, Título Primero: Delitos contra la Seguridad de la Nación, capítulo I: Traición a la Patria, Artículo 123, en términos generales, se considerará traidor o traidora a la patria a aquella persona que "realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero".

En ningún espacio de su texto el Código Penal Federal establece que aquel legislador que vote en contra de la iniciativa presidencial será considerado traidor a la patria. De tal forma se garantiza en México que la discrepancia política por ningún motivo significa traición a la patria.

El presidente López Obrador es un experto en el manejo de los “clichés” para lograr propósitos políticos propios. En ocasiones son los ataques a periodistas, la división social entre liberales y conservadores: Las trilladas frases “yo tengo otros datos”, “primero los pobres”, “no somos iguales” y “no les voy a fallar”, entre muchos otros.

Ahora el cliché de moda es el de los “traidores de la patria”, mañana o pasado mañana será otro. Lo cierto es que mientras la opinión pública en México se desgasta en el análisis y discusión de estos grandes “clichés nacionales”, los verdaderos problemas del país como la pobreza, el narcotráfico, la corrupción, la impunidad y el atraso educativo de nuestra sociedad, siguen sin resolverse.

Por desgracia en México hay mucha política y poco trabajo. El gobierno escribe la pauta.

enlaceinf.820@hotmail.com

ENTRE TECLAS

Antes de entrar en materia es necesario precisar que los “clichés” son expresiones utilizadas en exceso y por lo tanto muy trillados; muchos políticos, periodistas y escritores utilizan los clichés como un método abreviado para transmitir sus ideas a sus seguidores.

En los últimos días el presidente Andrés Manuel López Obrador ha echado a trabajar a su maquinaria política-dogmática para acuñar la idea entre los mexicanos que aquellos legisladores que votaron en contra de su iniciativa de reforma eléctrica sometida a la discusión y análisis de la Cámara de Diputados el pasado domingo 17 de abril, son traidores a la patria. Nada más alejado de la realidad.

La Cámara de Diputados es el lugar por excelencia de la discusión de los grandes temas nacionales. En un cuerpo colegiado tan grande como es la Cámara federal integrada por 500 legisladores, además de un país tan disímbolo, poli étnico y confrontado desde el punto de vista histórico, es prácticamente imposible que produzcan ideas unísonas.

Ya desde el siglo XIX había verdaderos liberales en el mundo que, 200 años atrás, ya dejaban claro que ser opositor político no significa ser traidor a la patria, como lo estableció el argentino Juan Bautista Alberdi, quien por 1852 dijo: “Es un déspota todo aquel que cree que ser opositor al gobierno es un traidor a la patria”.

Ahora bien, ¿existe la traición a la patria? Sí. De acuerdo con el Código Penal Federal, Segundo Libro, Título Primero: Delitos contra la Seguridad de la Nación, capítulo I: Traición a la Patria, Artículo 123, en términos generales, se considerará traidor o traidora a la patria a aquella persona que "realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero".

En ningún espacio de su texto el Código Penal Federal establece que aquel legislador que vote en contra de la iniciativa presidencial será considerado traidor a la patria. De tal forma se garantiza en México que la discrepancia política por ningún motivo significa traición a la patria.

El presidente López Obrador es un experto en el manejo de los “clichés” para lograr propósitos políticos propios. En ocasiones son los ataques a periodistas, la división social entre liberales y conservadores: Las trilladas frases “yo tengo otros datos”, “primero los pobres”, “no somos iguales” y “no les voy a fallar”, entre muchos otros.

Ahora el cliché de moda es el de los “traidores de la patria”, mañana o pasado mañana será otro. Lo cierto es que mientras la opinión pública en México se desgasta en el análisis y discusión de estos grandes “clichés nacionales”, los verdaderos problemas del país como la pobreza, el narcotráfico, la corrupción, la impunidad y el atraso educativo de nuestra sociedad, siguen sin resolverse.

Por desgracia en México hay mucha política y poco trabajo. El gobierno escribe la pauta.

enlaceinf.820@hotmail.com

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