Sueñan arriba del ring

Los pequeños disfrutan sus luchas

Jorge Gómez | La Voz de la Frontera

  · jueves 12 de diciembre de 2019

El ring fue el punto de reunión para decenas de niños y algunas niñas que subieron sin pedir permiso, sabiendo que el cuadrilátero es de su propiedad.

En medio del enorme centro de espectáculos -Fex-, los pequeños brincaban, se lanzaban al piso y simulaban dar un tope a su feroz contrincante, entre risas y empujones que ponían a sus padres al filo de la butaca.

La euforia de imitar a sus luchadores favoritos subía su adrenalina y durante largos minutos antes de empezar la función de lucha libre organizada por D.A.R.E. se trenzaron en fieros combates simulados, aunque de repente alguien salía empujado o caía sobre el piso.

Las cuerdas del ring eran el punto de lanzamiento y los cuerpos chocaban, simulando el ataque aéreo de uno de sus ídolos enmascarados.

Un grito y una señal de fuera del escenario, el templo de los dioses con máscara y largas cabelleras, rompió la algarabía, los gritos se fueron apagando y entre inconformidades fueron bajando para acercarse a sus butacas.



Casi 2 horas después, luego de aplaudir, gritar y hasta lanzar uno que otra coloquial grosería urbana, salieron de escena los actores deportistas que con su arrojo y valentía, simulaba dar, recibir golpes y planchazos, hasta caer abatidos por las marrullerías de sus contrincantes.

De nuevo, sin ponerse de acuerdo y atraídos como por un enorme imán, los prospectos a luchadores tomaron posesión del ring y empezaron con el eterno duelo entre el bien y el mal.

La noche fría llegó al palenque del Fex, los padres, tíos o amigos que los llevaron empezaban a impacientarse y les ordenaban bajarse para salir del recinto.

La mayoría bajó todavía con un rostro de alegría, otros pensaban en la injusticia de tener que abandonar cuando estaban realizando sus mejores lanzamientos.

Pero todos bajaron con la promesa de que volverán algún día al escenario de la lucha libre, el lugar donde son felices por unas horas.

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