Consienten clientes a abuelita trabajadora

Como un trabajo noble que le ha dado durante sus 81 años de vida lo que requiere para cubrir sus necesidades básicas

DULCE MARÍA DÍAZ

  · martes 20 de agosto de 2019

En plena preparación / JORGE GALINDO

Como un trabajo noble que le ha dado durante sus 81 años de vida lo que requiere para cubrir sus necesidades básicas y las de su familia, ve doña Hermelinda Victoria González su pequeño puesto de venta de pepitas, tradición que ha traído desde su natal Michoacán a esta ciudad fronteriza.

Una familia fue la que formó en aquel Estado doña Hermelinda, quien después de perder de pequeños a dos de sus cuatro hijos, se entregó en cuerpo y alma a sus últimas dos hijas, una de ellas residente de esta ciudad y una más que a raíz de un cáncer terminal, vio partir hace poco más de 5 años.

“Todos somos de Michoacán, toda mi vida allá, tuve cuatro hijos, pero se me murieron dos chiquitos y una de 42 años, de cáncer hace 5 años, por eso me vine con mi hija que vive aquí”.

A pesar de tener familia en Michoacán, su hija al verla triste por la partida de su hermana, decidió emigrar a su madre a esta ciudad, en donde retomó una de las labores que realizaba diariamente en su tierra natal… la venta de semillas de calabaza tatemadas. “Mi hija me dijo, ´no te dejo, vámonos a Mexicali´ y ya tengo 5 años, yo toda mi vida he vendido semillitas, compraba mi carbón, mi brasero y me ponía en el jardín a vender, cuando me vine me traje todo”.

HORARIO Y LUGAR

Desde las 10:00 horas doña Hermelinda llega con su carrito a la esquina de avenida Jerez y calle Jalpa, en el ex ejido Zacatecas y debajo de una palmita instala su brasero y su comal en donde con paciencia prepara las tan ansiadas semillitas que son la delicia de muchos mexicalenses que no solo se han convertido en clientes frecuentes, sino en bienhechores que le dan más que el costo de la mercancía.

“Mis clientes me han tratado bien, la verdad, desde recién llegada, cuando empecé a vender semillas, llegan y me traen mi despensa, tengo un cliente que me da 200 pesos, otros me regalan de 100, de 50 o me dejan el cambio; hay unas personas que me dicen ´mamá´”.

Bolsitas de 20 pesos son las que vende doña Hermelinda en su pequeño puestecito que si bien no es de 5 estrellas, es de mil corazones, pues ha sabido ganarse el cariño de muchos mexicalenses que diariamente circulan por esta zona de la ciudad.