/ sábado 11 de marzo de 2023

Amenazado, creí que iba morir adentro: Sunshine Rodríguez

El ex dirigente de pescadores, olvidado por los amigos, enfermo por una bacteria y comiendo por meses atún, pasó su estadía en el penal federal de Sonora

Entre amenazas por parte de internos jefes de grupos criminales, enfermo, comiendo atún y sobras de otros alimentos, con un reclamo a la falta de atención de Derechos Humanos y con el temor a morir en la celda, vivió Sunshine Antonio Rodríguez Peña su estadía en el Centro Federal de Reinserción Social (Cefereso) 11 de Hermosillo, Sonora.

Tras dos años y tres meses, con su familia de nuevo en San Felipe, abrió las puertas de su hogar a La Voz de la Frontera, donde narró las dificultades enfrentadas al interior de la celda.

El entrevistado comentó que a su regreso a San Felipe, la población lo ha recibido con los brazos abiertos, sin embargo aún siente temor de que busquen otra forma para implicarlo de nueva cuenta en alguna actividad criminal. | Jorge Galindo | La Voz de la Frontera

Sólo 12 personas se encontraban detenidas en el área a donde lo llevaron, todas señaladas como presuntos integrantes y jefes de alguna organización criminal, a quienes la llegada del ex-líder pescador generó incertidumbre e incomodidad, le señalaron que el Cartel del Mar no existía y creyeron que era un posible infiltrado.

“Checan el ‘Cartel del Mar’ y ellos mismos se ríen, al principio, ¿Y eso qué es? Me dicen; pasan una semana, dos semanas, y se me paran enfrente seis de ellos y me dicen ‘güero, la verdad aquí no hay nada, pero la verdad no nos gustan los soplones ni los sapos, entonces pide tu puerta, que aquí no te queremos"'.

El GÜERO

“El Cartel del Mar no existe güero, me dicen, ¿Crees que somos tontos? No sé si esta gente te quiera meter aquí como infiltrado, pero tú no eres de ningún cartel, yo sé que no soy de ningún cartel les digo, es político, entiéndanme”.

A pesar del inicio ríspido, Rodríguez Peña afirmó que en ningún momento fue agredido físicamente al interior del penal; considera que las autoridades pusieron en peligro tanto su vida como la de sus familiares al colocarlo en esta área.

El entrevistado comentó que a su regreso a San Felipe, la población lo ha recibido con los brazos abiertos, sin embargo aún siente temor de que busquen otra forma para implicarlo de nueva cuenta en alguna actividad criminal. | Jorge Galindo | La Voz de la Frontera

El tiempo al interior del Cefereso 11, Rodríguez Peña lo recuerda “peor que en Guantánamo”, ya que -afirma- permaneció aislado sobre todo durante la época de la pandemia del Covid-19, pero su principal dificultad la tuvo en su salud.

Al momento de ser detenido, Rodríguez Peña había pasado por una cirugía de estómago por dificultades con la acidez y recién le habían detectado la presencia en su estómago de la bacteria Helicobacter Pylori, que puede producir inflamación estomacal, gastritis y úlceras, por lo que debía llevar una dieta de proteínas para combatir la infección, dieta que las autoridades del Cefereso no respetaron, a pesar de que había una orden judicial y un amparo.

“Tuve que vivir del atún, tuve que vivir de la crema de cacahuate y hacer a cómo podía yo mis dietas ahí adentro, y a comer de lo que dejaba la demás gente”.

Explicó que cambiaba el refresco o las papitas por latas de atún entre los internos, además de guardar en un pequeño recipiente, las sobras de comida de los demás presos, porque debía alimentarse cada tres horas para evitar que la bacteria dañara el estómago y generara sangrado.

SIN MEDICAMENTOS

Según relató el ex-líder pescador, no sólo la comida que le daban no cumplía con los requisitos médicos que necesitaba, sino que le hicieron firmar un documento en donde se afirmaba que recibía el medicamento recetado para tratar su enfermedad, el cual no llegó completo.

“Me empieza a llegar el medicamento, efectivamente sí me llegó los primeros cinco días como tenía que llegarme, las Omeprazol con Pepto Bismol con el tipo de medicamento [antibiótico], pero me llegó cinco días; de ahí me llegó el medicamento sin el antibiótico y el antibiótico a los tres días me llegó, pero sin el Omeprazol, y no me lo pude tomar porque empecé a vomitar”.

Durante su tiempo en el Cefereso, aseguró el entrevistado, su peso pasó de 94 a 72 kilogramos.

Dos años, tres meses y 12 días fueron los que permaneció Rodríguez Peña detenido, según fue contabilizado por sus familiares y abogados, con quienes se reunió el 23 de febrero en el Aeropuerto de Mexicali.

LIBERADO

Tras recuperar su libertad, el ex-líder pescador admitió que se tomará un descanso de su activismo social, ya que esta fue una promesa hecha a sus hijos, a quienes buscará compensar por todo el tiempo que no pudo estar con ellos.

“Sale Sunshine Rodríguez sin ni una prueba en su contra de una investigación y una cacería de 8 años en su contra, entonces, en lo familiar es lo que me duele más de todo, me perdí de mis hijos, la graduación de mi hijo de secundaria, navidades, sus cumpleaños, ya no me van a regresar a mi niña del tamaño que la dejé”.

Olvidado por todos, menos por sus familiares más cercanos fue como se sintió el ex-líder pescador durante los dos años y tres meses que permaneció recluido en el Cefereso de Sonora, acusado por cargos de delincuencia organizada y tráfico de totoaba que no le pudieron comprobar y se ordenó su liberación.

Rodríguez Peña recordó que si bien contó siempre con su esposa Sarah y sus hijos Anyshka y Sunshine, algunas personas que consideraba sus amigos no le mostraron ningún tipo de apoyo a él o a su familia.

El jueves cumplió sus primeros 16 años de vida su hijo Sunshine, donde fue la primer oportunidad después de las rejas, de convivir con toda la familia en un festejo | Jorge Galindo | La Voz de la Frontera

“Créeme que salgo de ahí sabiendo que amigos tengo cinco, la verdad, que ni se me acerque gente a pedirme el voto, que los acompañe a caminar en campaña, porque nadie se acordó de Sunshine Rodríguez”.

Fue el 11 de noviembre del 2020, en un operativo realizado de madrugada por elementos de la Marina Armada de México y la Fiscalía General de la República, cuando Sunshine Rodríguez Peña fue detenido en su residencia en San Felipe.

“¿A quién le he pisado los talones? Pues a lo mejor a muchos políticos, a muchos partidos, ni siquiera políticos, a mucha gente que prefería tener a Sunshine Rodríguez en la cárcel que exponiéndolos, porque nos hemos convertido en una voz de mando, en una voz de reclamo”.

CON LOS BRAZOS ABIERTOS

A su regreso a San Felipe, la población lo ha recibido con los brazos abiertos, sin embargo aún siente temor de que busquen otra forma para implicarlo de nueva cuenta en alguna actividad criminal.

“No es nada más irme de San Felipe, me tendría que ir de México, porque donde esté en México va a ser la misma; donde esté voy a ser Sunshine Rodríguez, entonces tendría que irme a Estados Unidos para que me dejen en paz, para que no puedan armar operativos como el que me armaron, para que no puedan armar mentiras como las que armaron”.

Libre de acusaciones, Sunshine dijo que se dedicará a trabajar en la venta de camarón, producto comprado a pescadores de Puerto Peñasco, Sonora, y que traerá a Mexicali este sábado.

El jueves cumplió sus primeros 16 años de vida su hijo Sunshine, donde fue la primer oportunidad después de las rejas, de convivir con toda la familia en un festejo, encendieron las velas, cantaron Las Mañanitas, bromeaban, estuvo su compadre y madre, retomando entre todos, la normalidad.

Entre amenazas por parte de internos jefes de grupos criminales, enfermo, comiendo atún y sobras de otros alimentos, con un reclamo a la falta de atención de Derechos Humanos y con el temor a morir en la celda, vivió Sunshine Antonio Rodríguez Peña su estadía en el Centro Federal de Reinserción Social (Cefereso) 11 de Hermosillo, Sonora.

Tras dos años y tres meses, con su familia de nuevo en San Felipe, abrió las puertas de su hogar a La Voz de la Frontera, donde narró las dificultades enfrentadas al interior de la celda.

El entrevistado comentó que a su regreso a San Felipe, la población lo ha recibido con los brazos abiertos, sin embargo aún siente temor de que busquen otra forma para implicarlo de nueva cuenta en alguna actividad criminal. | Jorge Galindo | La Voz de la Frontera

Sólo 12 personas se encontraban detenidas en el área a donde lo llevaron, todas señaladas como presuntos integrantes y jefes de alguna organización criminal, a quienes la llegada del ex-líder pescador generó incertidumbre e incomodidad, le señalaron que el Cartel del Mar no existía y creyeron que era un posible infiltrado.

“Checan el ‘Cartel del Mar’ y ellos mismos se ríen, al principio, ¿Y eso qué es? Me dicen; pasan una semana, dos semanas, y se me paran enfrente seis de ellos y me dicen ‘güero, la verdad aquí no hay nada, pero la verdad no nos gustan los soplones ni los sapos, entonces pide tu puerta, que aquí no te queremos"'.

El GÜERO

“El Cartel del Mar no existe güero, me dicen, ¿Crees que somos tontos? No sé si esta gente te quiera meter aquí como infiltrado, pero tú no eres de ningún cartel, yo sé que no soy de ningún cartel les digo, es político, entiéndanme”.

A pesar del inicio ríspido, Rodríguez Peña afirmó que en ningún momento fue agredido físicamente al interior del penal; considera que las autoridades pusieron en peligro tanto su vida como la de sus familiares al colocarlo en esta área.

El entrevistado comentó que a su regreso a San Felipe, la población lo ha recibido con los brazos abiertos, sin embargo aún siente temor de que busquen otra forma para implicarlo de nueva cuenta en alguna actividad criminal. | Jorge Galindo | La Voz de la Frontera

El tiempo al interior del Cefereso 11, Rodríguez Peña lo recuerda “peor que en Guantánamo”, ya que -afirma- permaneció aislado sobre todo durante la época de la pandemia del Covid-19, pero su principal dificultad la tuvo en su salud.

Al momento de ser detenido, Rodríguez Peña había pasado por una cirugía de estómago por dificultades con la acidez y recién le habían detectado la presencia en su estómago de la bacteria Helicobacter Pylori, que puede producir inflamación estomacal, gastritis y úlceras, por lo que debía llevar una dieta de proteínas para combatir la infección, dieta que las autoridades del Cefereso no respetaron, a pesar de que había una orden judicial y un amparo.

“Tuve que vivir del atún, tuve que vivir de la crema de cacahuate y hacer a cómo podía yo mis dietas ahí adentro, y a comer de lo que dejaba la demás gente”.

Explicó que cambiaba el refresco o las papitas por latas de atún entre los internos, además de guardar en un pequeño recipiente, las sobras de comida de los demás presos, porque debía alimentarse cada tres horas para evitar que la bacteria dañara el estómago y generara sangrado.

SIN MEDICAMENTOS

Según relató el ex-líder pescador, no sólo la comida que le daban no cumplía con los requisitos médicos que necesitaba, sino que le hicieron firmar un documento en donde se afirmaba que recibía el medicamento recetado para tratar su enfermedad, el cual no llegó completo.

“Me empieza a llegar el medicamento, efectivamente sí me llegó los primeros cinco días como tenía que llegarme, las Omeprazol con Pepto Bismol con el tipo de medicamento [antibiótico], pero me llegó cinco días; de ahí me llegó el medicamento sin el antibiótico y el antibiótico a los tres días me llegó, pero sin el Omeprazol, y no me lo pude tomar porque empecé a vomitar”.

Durante su tiempo en el Cefereso, aseguró el entrevistado, su peso pasó de 94 a 72 kilogramos.

Dos años, tres meses y 12 días fueron los que permaneció Rodríguez Peña detenido, según fue contabilizado por sus familiares y abogados, con quienes se reunió el 23 de febrero en el Aeropuerto de Mexicali.

LIBERADO

Tras recuperar su libertad, el ex-líder pescador admitió que se tomará un descanso de su activismo social, ya que esta fue una promesa hecha a sus hijos, a quienes buscará compensar por todo el tiempo que no pudo estar con ellos.

“Sale Sunshine Rodríguez sin ni una prueba en su contra de una investigación y una cacería de 8 años en su contra, entonces, en lo familiar es lo que me duele más de todo, me perdí de mis hijos, la graduación de mi hijo de secundaria, navidades, sus cumpleaños, ya no me van a regresar a mi niña del tamaño que la dejé”.

Olvidado por todos, menos por sus familiares más cercanos fue como se sintió el ex-líder pescador durante los dos años y tres meses que permaneció recluido en el Cefereso de Sonora, acusado por cargos de delincuencia organizada y tráfico de totoaba que no le pudieron comprobar y se ordenó su liberación.

Rodríguez Peña recordó que si bien contó siempre con su esposa Sarah y sus hijos Anyshka y Sunshine, algunas personas que consideraba sus amigos no le mostraron ningún tipo de apoyo a él o a su familia.

El jueves cumplió sus primeros 16 años de vida su hijo Sunshine, donde fue la primer oportunidad después de las rejas, de convivir con toda la familia en un festejo | Jorge Galindo | La Voz de la Frontera

“Créeme que salgo de ahí sabiendo que amigos tengo cinco, la verdad, que ni se me acerque gente a pedirme el voto, que los acompañe a caminar en campaña, porque nadie se acordó de Sunshine Rodríguez”.

Fue el 11 de noviembre del 2020, en un operativo realizado de madrugada por elementos de la Marina Armada de México y la Fiscalía General de la República, cuando Sunshine Rodríguez Peña fue detenido en su residencia en San Felipe.

“¿A quién le he pisado los talones? Pues a lo mejor a muchos políticos, a muchos partidos, ni siquiera políticos, a mucha gente que prefería tener a Sunshine Rodríguez en la cárcel que exponiéndolos, porque nos hemos convertido en una voz de mando, en una voz de reclamo”.

CON LOS BRAZOS ABIERTOS

A su regreso a San Felipe, la población lo ha recibido con los brazos abiertos, sin embargo aún siente temor de que busquen otra forma para implicarlo de nueva cuenta en alguna actividad criminal.

“No es nada más irme de San Felipe, me tendría que ir de México, porque donde esté en México va a ser la misma; donde esté voy a ser Sunshine Rodríguez, entonces tendría que irme a Estados Unidos para que me dejen en paz, para que no puedan armar operativos como el que me armaron, para que no puedan armar mentiras como las que armaron”.

Libre de acusaciones, Sunshine dijo que se dedicará a trabajar en la venta de camarón, producto comprado a pescadores de Puerto Peñasco, Sonora, y que traerá a Mexicali este sábado.

El jueves cumplió sus primeros 16 años de vida su hijo Sunshine, donde fue la primer oportunidad después de las rejas, de convivir con toda la familia en un festejo, encendieron las velas, cantaron Las Mañanitas, bromeaban, estuvo su compadre y madre, retomando entre todos, la normalidad.

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