Prisma
Se terminaron las “precampañas” que en realidad fueron campañas. Accidente del lenguaje. El Instituto Nacional Electoral, en su reglamentación operativa y de castigos, aparece de pronto como un queso gruyere: con muchos agujeros. No importa si es copia con remiendos y adecuaciones certeras al viejo documento de lFE. Y esos agujeros van apareciendo como nuevos, los viejos, como el caso del tema Isla de Cedros, cuyos habitantes ciudadanos están en el Padrón Electoral Local y en el Federal, cuando la isla es Federal y su ser político sigue siendo un misterio y quizá, una “cobija”…
En uno de sus discursos electorales del candidado del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade, presume que durante su desempeño como titular de la Secretaría de Desarrollo Social 2 millones de mexicanos salieron de la pobreza gracias a los programas aplicados.
Lo curioso es que olvidó mencionar que el número de personas que carecen de todo para subsistir en nuestro país sigue siendo superior a 50 millones de personas, de acuerdo con cifras difundidas por el INEGI. Esto quiere decir que las acciones gubernamentales han fallado en la cacareada lucha contra la pobreza en México.
Entre las fallas de los programas millonarios implementados para erradicar esta lacra social, surgió -para variar- la corrupción que todo lo contamina. Habría que preguntar a Rosario Robles, la perredista que sabe mucho de los enjuagues realizados en el presupuesto asignado a la dependencia.
El tema surgió luego de enterarnos que el director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado anunció que a “causa de los altos niveles de la inflación del año pasado, especialistas consideran que 2017 cerrará con un incremento en el número de personas en situación de pobreza”.
El dirigente empresarial reiteró que a consecuencia de la caída del poder adquisitivo de las familias, se va a incrementar de manera muy importante la pobreza. Uno de los factores que contribuyó al alza de la inflación fue precisamente el gasolinazo que a su vez aumentó los precios y llegó a quitarle a la población el 10% de su poder de compra.
El hecho nos recuerda que cuando los funcionarios y el propio Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, nos vendieron la bondad de la famosa reforma energética prometieron que no subirían de precio los carburantes, situación que nunca se dio. Por el contrario hoy pagamos hasta 18 pesos por litro de gasolina regular.
Lo grave de dicha situación es que considerando que la gasolina que consumimos en México, el 70% la importamos del extranjero, existe el riesgo que los precios de los combustibles continúen al alza, lo que necesariamente impactará en la economía de las familias más pobres, ya que los precios de la canasta básica aumentarán.
El reciente aumento salarial de 73.04 a 80.04 pesos, según Ignacio Martínez, del Laboratorio de Economía y Negocios de la UNAM, no servirá de nada debido a que el alza de precios “no fue proporcional al aumento salarial”. La carrera “precios y salarios” la siguen ganando los primeros.
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