Mi vida en el teatro

El ícono mexicano, Ignacio López Tarso, se ganó nuevamente los corazones del público cachanilla

Joaquín A. Pineda

  · jueves 3 de octubre de 2019

"Mi vida en el teatro". Foto: Diego Sandoval

Un rotundo éxito fue la presentación de la obra "Mi vida en el teatro" de David Mamet el 2 de octubre en el Teatro del Estado y el público mexicalense no esperaba menos, no con el primer actor e ícono mexicano don Ignacio López Tarso y su hijo Juan Ignacio Aranda en escena.

Esta producción cómica explora la relación entre dos actores. “Juan”, relativamente inexperto y “Roberto”, con toda una vida de experiencia, fortalecen sus lazos mientras interpretan escenas de "La tempestad", "Rey Lear" y "Hamlet" de Shakespeare, así como "Náufragos" de Mamet. Estas secuencias se intercalan con escenas en los camerinos que sirven en cierto modo como prólogos y epílogos. Inicialmente, ambos actores realizaron un trabajo torpe para resaltar la falta de experiencia de “Juan”, para cuando éste y "Roberto" interpretan "Hamlet" casi al final, su trabajo ya es impecable.

Don Ignacio dio una actuación magistral, con los tiempos perfectos que requiere la comedia y Aranda no se quedó atrás, complementando la actuación de su padre con excelente gesticulación y expresiones faciales que encapsularon la ansiedad y nerviosismo de un aprendiz.

Ambos contaron a la perfección la historia que buscaban, una donde no existen rivalidades en el arte, solo el amor por él.



UN ACTOR CONSAGRADO

En una charla con medios locales de comunicación la tarde anterior, don Ignacio e hijo compartieron sus inquietudes sobre la complejidad de la obra, pues interpretan a actores haciendo teatro, algo similar a la película "Birdman" de Alejandro González Iñárritu. Aranda comentó que su reto en particular es mostrar la evolución de un actor novicio a uno experimentado, pues tanto él como su padre interpretaron cinco personajes cada uno, siempre regresando al vínculo de sangre y de su profesión como punto de partida.

Don Ignacio, temerario todavía en su trabajo, expresó que tanto esta obra como "Aeroplanos" (presentada el año pasado junto a Manuel Ojeda) han sido algunas de sus favoritas. También reveló con gran picardía que las tragedias como "Rey Lear" de Shakespeare y "Edipo Rey" de Sófocles suelen ser más retadoras y por lo tanto, “las más divertidas”, aunque al final la realización actoral no lo es todo. "El público tiene que participar," dijo lleno de humildad.

Tal vez es debido a esta humildad que, cuando se le preguntó qué consejo le daría a su yo más joven después de 71 años de trayectoria artística, respondió: "Yo no doy ni recibo consejos", prefiriendo el ejemplo. Dicho ejemplo en este caso quedó claro con la declaración más enérgica de la charla: "YO VIVO PARA EL TEATRO", pues para él no existe la posibilidad del retiro de un oficio que lo ha acompañado hasta sus 94 años, solo hay una pregunta y ésta es: "¿Qué sigue?".




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