En Baja California la incidencia de hepatitis C sigue siendo diez veces más alta en comparación al resto de las entidades del país, situación que se atribuye al alto consumo de drogas además del flujo migratorio. La hepatitis C, catalogada como enfermedad silenciosa al no arrojar síntomas por lo menos en los primeros 15 años, destruye lentamente las células hepáticas hasta ocasionar cirrosis o cáncer hepático y se trasmite a través del contacto con la sangre de una persona infectada.

De acuerdo a instituciones de salud, en el mundo podría haber hasta 71 millones de personas portadoras de hepatitis C pero solo 14 millones de ellas lo saben. Desde hace doce años, el grupo de autoayuda Unidos por una Vida Mejor, presidido por Miriam Castellot Canto, ha venido trabajando para visibilizar el tema y eliminar los estigmas que persisten sobre quienes padecen esta enfermedad.

Otra lucha de los activistas a favor de los pacientes con hepatitis C ha sido la disposición de los medicamentos en las instituciones públicas, que aunque desde el año pasado se habilitaron en el Seguro Social y el resto del sector médico, la falta de recursos hace imposible una cobertura total.

“Estamos batallando mucho para que llegue y verdaderamente sea un acceso, no hay dinero, si lo cubren pero el factor económico es importantísimo en todas las instituciones; estamos batallando más en Issste y en el Seguro Popular hemos tenido apoyo para poder llegar al acceso, no hay un 100%”. Con apoyo de la industria farmacéutica, la única asociación civil en el Estado en trabajar sobre este tema, está llegando a diversos sectores de la sociedad para realizar pruebas rápidas gratuitas entre la población.