/ miércoles 5 de diciembre de 2018

3 mil migrantes “perdidos”…

Quo Vadis


Era de esperarse… Alrededor de 3 mil migrantes centroamericanos no “aparecen” en los lugares que las autoridades federales, estatales y municipales han destinado para miles de personas que en “caravanas” desordenadas e ilegales se introdujeron a México por obra y gracia de quién sabe cuántas complicidades y omisiones.

La información fue confirmada por el secretario de Seguridad Pública tijuanense, Marco Antonio Sotomayor, extraordinariamente responsable y profesional en su labor preventiva en la cosmopolita ciudad, luego de transitar como coordinador estatal de los C4 con particular eficiencia.

Preocupa entonces dónde andan alrededor de 3 mil extranjeros en la zona costa donde la situación, al parecer, está en manos del Instituto Nacional de Migración, sin descartar que alguna parte de estos “desaparecidos” hayan sido alojados en sitios privados, no precisamente públicos (albergues). A lo anterior se agrega que no hay identificación de estas personas y menos su perfil personal (sexo, edad, dedicación, antecedentes, etc.), lo que obliga a todas las autoridades a ponerse alertas…al menos en Tijuana.

Pero por las dudas bien valdría que los bajacalifornianos no perdamos de vista la situación emergente que se atraviesa, más en tiempos como éste (de pagos y compras) y estemos vigilantes de todo cuanto hacemos o dejamos de hacer…como estar en casa. Y no es paranoia contra la migración extranjera ni tampoco xenofobia el suponer que algunos de estos 3 mil sean personas indeseables, habida cuenta que hay información oficial que confirma que en estas “caravanas” se “colaron” verdaderos delincuentes que quizá huyeron de sus países de origen.

Por eso, porque ya no soportamos a tanto delincuente que permanece en las calles y sigue aprovechándose de la tolerancia de las leyes para incurrir en ilícitos de manera reiterativa, los ciudadanos de bien, los que se dice que somos más, debemos cuidarnos y saber cuidar a los más frágiles en todo sentido, sea por su edad, sexo o capacidad diferente.

Son tiempos, recuerde, en que la delincuencia se dedica a planear cómo despojar de sus bienes a gente descuidada, que pasa por alto la necesidad de estar alerta en todo lugar y hora y/o hacerse acompañar de alguien cuando va de compras o trae consigo importante cantidad de dinero, aunque ahorita parece que el riesgo se extiende a perder el auto, el celular y hasta la bicicleta en forma violenta.

Entonces a donde vaya cuídese. No se confíe. Tenemos a nuestro alrededor del hogar, en las calles y hasta en las oficinas de trabajo riesgos que afrontar y solo se pueden superar con inteligencia, dedicando esfuerzo e inclusive gasto para reforzar la seguridad propia, la de nuestros seres queridos y los bienes que con esfuerzo se logran, más cuando andan sueltos delincuentes “domésticos”, otros que nos llegan de otras entidades federativas y, por si fuera poco, hasta del extranjero.

Espero que con esta modesta alerta recapacitemos en tanto surgen en el Congreso de la Unión los correctivos necesarios al Código Nacional de Procedimientos Penales y a la ley de menores que -insisto como millones de mexicanos- siguen siendo los más importantes conductos de una impunidad inconcebible como imperdonable.



Quo Vadis


Era de esperarse… Alrededor de 3 mil migrantes centroamericanos no “aparecen” en los lugares que las autoridades federales, estatales y municipales han destinado para miles de personas que en “caravanas” desordenadas e ilegales se introdujeron a México por obra y gracia de quién sabe cuántas complicidades y omisiones.

La información fue confirmada por el secretario de Seguridad Pública tijuanense, Marco Antonio Sotomayor, extraordinariamente responsable y profesional en su labor preventiva en la cosmopolita ciudad, luego de transitar como coordinador estatal de los C4 con particular eficiencia.

Preocupa entonces dónde andan alrededor de 3 mil extranjeros en la zona costa donde la situación, al parecer, está en manos del Instituto Nacional de Migración, sin descartar que alguna parte de estos “desaparecidos” hayan sido alojados en sitios privados, no precisamente públicos (albergues). A lo anterior se agrega que no hay identificación de estas personas y menos su perfil personal (sexo, edad, dedicación, antecedentes, etc.), lo que obliga a todas las autoridades a ponerse alertas…al menos en Tijuana.

Pero por las dudas bien valdría que los bajacalifornianos no perdamos de vista la situación emergente que se atraviesa, más en tiempos como éste (de pagos y compras) y estemos vigilantes de todo cuanto hacemos o dejamos de hacer…como estar en casa. Y no es paranoia contra la migración extranjera ni tampoco xenofobia el suponer que algunos de estos 3 mil sean personas indeseables, habida cuenta que hay información oficial que confirma que en estas “caravanas” se “colaron” verdaderos delincuentes que quizá huyeron de sus países de origen.

Por eso, porque ya no soportamos a tanto delincuente que permanece en las calles y sigue aprovechándose de la tolerancia de las leyes para incurrir en ilícitos de manera reiterativa, los ciudadanos de bien, los que se dice que somos más, debemos cuidarnos y saber cuidar a los más frágiles en todo sentido, sea por su edad, sexo o capacidad diferente.

Son tiempos, recuerde, en que la delincuencia se dedica a planear cómo despojar de sus bienes a gente descuidada, que pasa por alto la necesidad de estar alerta en todo lugar y hora y/o hacerse acompañar de alguien cuando va de compras o trae consigo importante cantidad de dinero, aunque ahorita parece que el riesgo se extiende a perder el auto, el celular y hasta la bicicleta en forma violenta.

Entonces a donde vaya cuídese. No se confíe. Tenemos a nuestro alrededor del hogar, en las calles y hasta en las oficinas de trabajo riesgos que afrontar y solo se pueden superar con inteligencia, dedicando esfuerzo e inclusive gasto para reforzar la seguridad propia, la de nuestros seres queridos y los bienes que con esfuerzo se logran, más cuando andan sueltos delincuentes “domésticos”, otros que nos llegan de otras entidades federativas y, por si fuera poco, hasta del extranjero.

Espero que con esta modesta alerta recapacitemos en tanto surgen en el Congreso de la Unión los correctivos necesarios al Código Nacional de Procedimientos Penales y a la ley de menores que -insisto como millones de mexicanos- siguen siendo los más importantes conductos de una impunidad inconcebible como imperdonable.