/ miércoles 14 de marzo de 2018

Evoluciona comunidad china local

Organizador de recorridos por los sótanos de la Chinesca es de la tercera generación

Segunda y última parte

De jovencita, su mamá Hilda trabajaba en la Zona Centro de Mexicali en una tienda muy conocida “de Tostón y Peso”; el dueño era hindú y vendía telas, ropa y accesorios, recordó Rosa Chen, quien prefiere que le llamen Rosy.

Su papá Manuel trabajaba en el hotel “16 de Septiembre”, el cual se encontraba en calle Altamirano y avenida Juárez, donde ahora se ubica el negocio de los Hernández Chen. Ambos se conocieron caminando, dijo, como era normal en la época. (Foto 1).

El papá de Rosy y un tío chino querían que ella se casara con alguien chino, “pero mi abuelo le dice que no, después de lo que él vivió en su viaje”. (Foto 2).

“Mi abuelo dijo ‘no le quiero imponer a Manuel el matrimonio’; si mi papá hubiera sido chino, no le hubieran preguntado, traen a la futura esposa y se arregla la boda; pero como era mestizo, pues tenían que comentarle siendo que la compañera de vida de mi abuelo era mexicana”.

Manuel e Hilda sí pudieron casarse por la vía civil, a diferencia de los abuelos, Juan y Ernestina.

El matrimonio de Rosy

Rosy se casó con Rubén Hernández en los años 80, él también viene de una familia de comerciantes de la Zona Centro, ahora también conocida como Centro Histórico de Mexicali. Se conocieron desde que eran estudiantes, a través de sus respectivas hermanas mayores.

“Ellos tenían su negocio en el callejón de la Chinesca en los 70 y a partir de los años 80, empiezo a venir casi a diario al Centro de la Ciudad. Como era un negocio familiar, podía estar yo en el negocio”. (Foto 3) Tras un incendio que ocurrió en los 90, el negocio de los Hernández Chen se reubicó en la avenida Altamirano 268, en la Joyería “El Mago de Los Relojes”, frente a la Zapatería La Nacional.

“Los niños conocieron el callejón de la Chinesca porque todo mi embarazo ahí me la llevé”.

En el inmueble de este conocido comercio la gente busca arreglar a detalle sus relojes, aseguró Rosy.

“El sótano estaba con varios objetos que dejaron las personas que tuvieron su negocio aquí. Antes de nosotros siempre fueron familias las que trabajaron estos negocios. Somos los primeros mexicanos mestizos que estamos aquí”. (Foto 4)

“El ropero (Foto 5) es parte de la recámara de mis papás, cuando ya creció la familia, ese roperito fue mío y de mi hermana”, recuerda Rosy con una sonrisa.

Segunda y última parte

De jovencita, su mamá Hilda trabajaba en la Zona Centro de Mexicali en una tienda muy conocida “de Tostón y Peso”; el dueño era hindú y vendía telas, ropa y accesorios, recordó Rosa Chen, quien prefiere que le llamen Rosy.

Su papá Manuel trabajaba en el hotel “16 de Septiembre”, el cual se encontraba en calle Altamirano y avenida Juárez, donde ahora se ubica el negocio de los Hernández Chen. Ambos se conocieron caminando, dijo, como era normal en la época. (Foto 1).

El papá de Rosy y un tío chino querían que ella se casara con alguien chino, “pero mi abuelo le dice que no, después de lo que él vivió en su viaje”. (Foto 2).

“Mi abuelo dijo ‘no le quiero imponer a Manuel el matrimonio’; si mi papá hubiera sido chino, no le hubieran preguntado, traen a la futura esposa y se arregla la boda; pero como era mestizo, pues tenían que comentarle siendo que la compañera de vida de mi abuelo era mexicana”.

Manuel e Hilda sí pudieron casarse por la vía civil, a diferencia de los abuelos, Juan y Ernestina.

El matrimonio de Rosy

Rosy se casó con Rubén Hernández en los años 80, él también viene de una familia de comerciantes de la Zona Centro, ahora también conocida como Centro Histórico de Mexicali. Se conocieron desde que eran estudiantes, a través de sus respectivas hermanas mayores.

“Ellos tenían su negocio en el callejón de la Chinesca en los 70 y a partir de los años 80, empiezo a venir casi a diario al Centro de la Ciudad. Como era un negocio familiar, podía estar yo en el negocio”. (Foto 3) Tras un incendio que ocurrió en los 90, el negocio de los Hernández Chen se reubicó en la avenida Altamirano 268, en la Joyería “El Mago de Los Relojes”, frente a la Zapatería La Nacional.

“Los niños conocieron el callejón de la Chinesca porque todo mi embarazo ahí me la llevé”.

En el inmueble de este conocido comercio la gente busca arreglar a detalle sus relojes, aseguró Rosy.

“El sótano estaba con varios objetos que dejaron las personas que tuvieron su negocio aquí. Antes de nosotros siempre fueron familias las que trabajaron estos negocios. Somos los primeros mexicanos mestizos que estamos aquí”. (Foto 4)

“El ropero (Foto 5) es parte de la recámara de mis papás, cuando ya creció la familia, ese roperito fue mío y de mi hermana”, recuerda Rosy con una sonrisa.

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