/ jueves 9 de marzo de 2023

8 de marzo: Una celebración en medio de grandes pendientes

Mientras una mitad de la humanidad viva en condiciones de vulnerabilidad, falta de oportunidades y libertades plenas, la otra mitad no podrá descansar.

El gran reto que enfrenta nuestra generación es el de concretar y consolidar una agenda de equidad de género que rompa de forma definitiva el techo de cristal. En Baja California hemos avanzado en la agenda de género con la primera gobernadora de la historia, con un Congreso local y presidencias de alcaldías en las que las mujeres son mayoría. Esta realidad de la cúpula del poder contrasta con el panorama de la base social. A pesar de que tenemos niveles de pobreza bajos, el Coneval ha documentado que en 2020 había en la entidad 427 mil 300 mujeres en situación de pobreza.

Foto: Sergio Caro | La Voz de la Frontera

A este número que debería escandalizarnos se suman retos como las disparidades que prevalecen en las cargas de trabajo no remunerado y la persistente violencia de género. La cancelación de programas y apoyos para las mujeres como las guarderías, las Escuelas de Tiempo Completo y el fideicomiso para apoyar a víctimas de la violencia, ha dejado a cada vez más mujeres en situaciones de desventaja, vulnerabilidad e indefensión. Tan solo en Ensenada y Tijuana se concentran las dos terceras partes de los 23 femicidios que se dan cada día en el Estado. Estos atentados contra la vida se dan en un complejo entramado de indiferencia, tolerancia, impunidad e incluso de fomento a la violencia, lo que obliga a diseñar programas, estrategias y políticas de cero tolerancia a la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones.

De acuerdo con datos del Gobierno del Estado persisten brechas inaceptables en materia laboral y salarial. El salario base de cotización es menor en 77 pesos con respecto a los hombres y la derrama salarial es menor en 144 pesos en promedio. Es indispensable desarrollar acciones que promuevan la incorporación de las mujeres al mercado laboral y consolidar un cambio cultural al interior de las familias para fomentar la corresponsabilidad de los padres en el cuidado de sus hijos.

El gabinete estatal, conformado mayoritariamente por hombres y las cúpulas de organismos empresariales, en las que también predominan los hombres, son la muestra tangible de todo lo que tenemos que avanzar para que las mujeres tengan cada vez mayor poder de decisión. Muchas acciones se deben emprender todavía para abatir las brechas de género y romper el techo del cristal.

En el Senado he propuesto una iniciativa de reformas a dos leyes: la de Ciencia y Tecnología y la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial, para incentivar el trabajo de las mujeres inventoras, quienes también padecen inaceptables brechas de género. En los espacios más altos de toma de decisiones, en el sector público, en las empresas, en los ayuntamientos y en el gobierno estatal, la mayor participación de las mujeres es hoy un imperativo de justicia indelegable.

Baja California no podrá prosperar mientras la mitad de la población conformada por mujeres siga siendo relegada de los espacios de toma de decisiones que definen el rumbo de nuestro Estado y de nuestro país. Éste es el reto actual y la inevitable agenda futura.

Mientras una mitad de la humanidad viva en condiciones de vulnerabilidad, falta de oportunidades y libertades plenas, la otra mitad no podrá descansar.

El gran reto que enfrenta nuestra generación es el de concretar y consolidar una agenda de equidad de género que rompa de forma definitiva el techo de cristal. En Baja California hemos avanzado en la agenda de género con la primera gobernadora de la historia, con un Congreso local y presidencias de alcaldías en las que las mujeres son mayoría. Esta realidad de la cúpula del poder contrasta con el panorama de la base social. A pesar de que tenemos niveles de pobreza bajos, el Coneval ha documentado que en 2020 había en la entidad 427 mil 300 mujeres en situación de pobreza.

Foto: Sergio Caro | La Voz de la Frontera

A este número que debería escandalizarnos se suman retos como las disparidades que prevalecen en las cargas de trabajo no remunerado y la persistente violencia de género. La cancelación de programas y apoyos para las mujeres como las guarderías, las Escuelas de Tiempo Completo y el fideicomiso para apoyar a víctimas de la violencia, ha dejado a cada vez más mujeres en situaciones de desventaja, vulnerabilidad e indefensión. Tan solo en Ensenada y Tijuana se concentran las dos terceras partes de los 23 femicidios que se dan cada día en el Estado. Estos atentados contra la vida se dan en un complejo entramado de indiferencia, tolerancia, impunidad e incluso de fomento a la violencia, lo que obliga a diseñar programas, estrategias y políticas de cero tolerancia a la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones.

De acuerdo con datos del Gobierno del Estado persisten brechas inaceptables en materia laboral y salarial. El salario base de cotización es menor en 77 pesos con respecto a los hombres y la derrama salarial es menor en 144 pesos en promedio. Es indispensable desarrollar acciones que promuevan la incorporación de las mujeres al mercado laboral y consolidar un cambio cultural al interior de las familias para fomentar la corresponsabilidad de los padres en el cuidado de sus hijos.

El gabinete estatal, conformado mayoritariamente por hombres y las cúpulas de organismos empresariales, en las que también predominan los hombres, son la muestra tangible de todo lo que tenemos que avanzar para que las mujeres tengan cada vez mayor poder de decisión. Muchas acciones se deben emprender todavía para abatir las brechas de género y romper el techo del cristal.

En el Senado he propuesto una iniciativa de reformas a dos leyes: la de Ciencia y Tecnología y la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial, para incentivar el trabajo de las mujeres inventoras, quienes también padecen inaceptables brechas de género. En los espacios más altos de toma de decisiones, en el sector público, en las empresas, en los ayuntamientos y en el gobierno estatal, la mayor participación de las mujeres es hoy un imperativo de justicia indelegable.

Baja California no podrá prosperar mientras la mitad de la población conformada por mujeres siga siendo relegada de los espacios de toma de decisiones que definen el rumbo de nuestro Estado y de nuestro país. Éste es el reto actual y la inevitable agenda futura.