/ viernes 30 de noviembre de 2018

Lo que significa ser mexicalense

La Espiga



Mexicali -con 115 años desde su fundación virtual el 14 de marzo de 1903- es una de las ciudades capitales más joven de nuestro país; su acelerado crecimiento demográfico ilustra a la perfección sus múltiples identidades marcadas por el carácter migrante de sus habitantes.

Al ser ciudad de migrantes, Mexicali no termina de construir su identidad única y definitoria. Cada grupo migrante que se asienta en sus colonias y barrios le imprime un nuevo rasgo distintivo, una nueva faceta de gustos, hábitos y predilecciones.

Al nacer con el siglo XX, Mexicali se instala desde un principio en la modernidad, la agricultura tecnificada, los ferrocarriles y los dólares norteamericanos hacen el milagro de crear vida productiva en los valles y desiertos del Río Colorado.

La primera influencia sociocultural predominante en Mexicali nos llegó de California, EUA. Su moneda, sus gustos culinarios, su ropa y automóviles, su música country, western, sus jaripeos, sus bebidas alcohólicas, sus ídolos del cine mudo (Chaplin y Valentino), nos dejaron en Mexicali varias anécdotas de su paso por aquellos vertiginosos años veinte.

La Rosa de Mexicali y su amor imposible con un angloamericano ilustran la situación en ambos lados del cerco fronterizo. Allá de aquel lado se ubicó el Paraíso Terrenal sustentado en el inmenso poder de compra. Acá de este lado quedó la eterna lucha contra la adversidad y la añoranza de llegar a convertirnos un día en habitantes del Primer Mundo.

Calexico y Mexicali -ciudades hermanas- surgen con la pretensión de fusionar a California con México. Precisamente en 1901 los inmensos caudales de aguas del Río Colorado hermanan a esta región de climas extremos. La Conquista del Desierto hace posible crear emporios ganaderos y agrícolas donde antes solo las etnias aborígenes subsistían de manera precaria.

Los Mexicalifornios: Así fueron bautizados los residentes de este corredor binacional, las familias de Calexico y Mexicali convivían de manera cordial. De aquí para allá salían los trabajadores migrantes, los parientes que decidían emigrar al Imperio del Dólar. De allá para acá llegaban las inversiones de capital, las vías ferroviarias, los cables de energía eléctrica, las gasolinas y lubricantes, la red de agua potable, los materiales de construcción, los artículos de primera necesidad.

La inmigración de orientales hacia Mexicali provino de San Francisco, Ca. Los pioneros chinos llegaron para abrir los canales de irrigación, los terrenos agrícolas; en el Primer Cuadro de la Ciudad abren al público las primeras carnicerías, tiendas de abarrotes, barberías, fondas y restaurantes.

Los Mexicalifornios tenían un pie en México y el otro en California. Los chinos y japoneses trajeron con ellos su afición al trabajo intenso, a la disciplina y el ahorro.

Los Estados del Noroeste mexicano: Sonora, Baja California Sur y Sinaloa aportaron a sus trabajadores migrantes que en Mexicali solicitaron terrenos agrícolas y habitacionales; del Centro de la República arribaron algunos delegados federales que traían en mente promover la identidad mexicana en esta parte tan lejana del ombligo de la patria.

Con nuestras múltiples identidades de migrantes, así se creó Mexicali. Lo mexicalense: Entre el calorón, la comida chino-cachanilla y la disposición al trabajo.

Nuestros enormes estacionamientos de automóviles, nuestros centros comerciales atiborrados, expresan la esencia del ser mexicalense.


La Espiga



Mexicali -con 115 años desde su fundación virtual el 14 de marzo de 1903- es una de las ciudades capitales más joven de nuestro país; su acelerado crecimiento demográfico ilustra a la perfección sus múltiples identidades marcadas por el carácter migrante de sus habitantes.

Al ser ciudad de migrantes, Mexicali no termina de construir su identidad única y definitoria. Cada grupo migrante que se asienta en sus colonias y barrios le imprime un nuevo rasgo distintivo, una nueva faceta de gustos, hábitos y predilecciones.

Al nacer con el siglo XX, Mexicali se instala desde un principio en la modernidad, la agricultura tecnificada, los ferrocarriles y los dólares norteamericanos hacen el milagro de crear vida productiva en los valles y desiertos del Río Colorado.

La primera influencia sociocultural predominante en Mexicali nos llegó de California, EUA. Su moneda, sus gustos culinarios, su ropa y automóviles, su música country, western, sus jaripeos, sus bebidas alcohólicas, sus ídolos del cine mudo (Chaplin y Valentino), nos dejaron en Mexicali varias anécdotas de su paso por aquellos vertiginosos años veinte.

La Rosa de Mexicali y su amor imposible con un angloamericano ilustran la situación en ambos lados del cerco fronterizo. Allá de aquel lado se ubicó el Paraíso Terrenal sustentado en el inmenso poder de compra. Acá de este lado quedó la eterna lucha contra la adversidad y la añoranza de llegar a convertirnos un día en habitantes del Primer Mundo.

Calexico y Mexicali -ciudades hermanas- surgen con la pretensión de fusionar a California con México. Precisamente en 1901 los inmensos caudales de aguas del Río Colorado hermanan a esta región de climas extremos. La Conquista del Desierto hace posible crear emporios ganaderos y agrícolas donde antes solo las etnias aborígenes subsistían de manera precaria.

Los Mexicalifornios: Así fueron bautizados los residentes de este corredor binacional, las familias de Calexico y Mexicali convivían de manera cordial. De aquí para allá salían los trabajadores migrantes, los parientes que decidían emigrar al Imperio del Dólar. De allá para acá llegaban las inversiones de capital, las vías ferroviarias, los cables de energía eléctrica, las gasolinas y lubricantes, la red de agua potable, los materiales de construcción, los artículos de primera necesidad.

La inmigración de orientales hacia Mexicali provino de San Francisco, Ca. Los pioneros chinos llegaron para abrir los canales de irrigación, los terrenos agrícolas; en el Primer Cuadro de la Ciudad abren al público las primeras carnicerías, tiendas de abarrotes, barberías, fondas y restaurantes.

Los Mexicalifornios tenían un pie en México y el otro en California. Los chinos y japoneses trajeron con ellos su afición al trabajo intenso, a la disciplina y el ahorro.

Los Estados del Noroeste mexicano: Sonora, Baja California Sur y Sinaloa aportaron a sus trabajadores migrantes que en Mexicali solicitaron terrenos agrícolas y habitacionales; del Centro de la República arribaron algunos delegados federales que traían en mente promover la identidad mexicana en esta parte tan lejana del ombligo de la patria.

Con nuestras múltiples identidades de migrantes, así se creó Mexicali. Lo mexicalense: Entre el calorón, la comida chino-cachanilla y la disposición al trabajo.

Nuestros enormes estacionamientos de automóviles, nuestros centros comerciales atiborrados, expresan la esencia del ser mexicalense.