/ jueves 10 de enero de 2019

Maduro, el dictador del momento…

Quo Vadis


En la semana que termina, Nicolás Maduro, el que vio y escuchó en el canto de un pajarito un mensaje del más allá de su antecesor, el militar Hugo Rafael Chávez Frías, ha asumido contra la voluntad mayoritaria de su pueblo un segundo mandato de seis años en la Presidencia de Venezuela, un país rico convertido en pobre.

Es, por mucho, el dictador del momento en el orbe, más cuando alrededor de la ruina en que tiene a millones de venezolanos juramenta una presidencia ilegítima ante un Tribunal Supremo de Justicia, no ante el Congreso que se supone es la instancia que representa a los ciudadanos.

En fin, el daño ya está hecho. El reelecto dictador con 56 años de edad cuenta con la benevolencia de algunos gobernantes, cuyos países son distantes de lo que significa practicar una auténtica como legítima democracia, como Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y delegados de otros países aliados como las poderosas potencias (China y Rusia), cuyo origen político es de todos conocido.

Pero en el resto del mundo las cosas se ven diferentes porque descalifican y desconocen lo que es y representa Maduro para los venezolanos y por ahí, en medio, se coloca al gobierno de México y, por ende, muchos millones de mexicanos que son conocedores de las violaciones a los derechos humanos y civiles en Venezuela y digo en medio porque bajo un injustificable “yo no me meto en asuntos de otros países” (la famosa no intervención plasmada en la política exterior mexicana), el gobierno de México decide la política del avestruz…y sus razones tendrá.

Quizá, dicen algunos analistas, buscando el gobierno de López Obrador no procrear enemigos en América y el resto del mundo como lo podrían ser los aliados de Maduro y menos cuando se ha forjado metas en la llamada 4ª Transformación, que solo con el ánimo y apoyo de millones de mexicanos y alianzas extranjeras podrían ser posibles.

Sin embargo, la no intervención de México acerca de Maduro y lo que causa en su pueblo deja en entredicho también la vocación natural de los mexicanos para rechazar en dichos y hechos a gobiernos que masacran a su pueblo, como ocurre precisamente en Venezuela.

Que la historia lo juzgue “al del pajarito”…que las almas de los ejecutados y prisioneros políticos de por vida encuentren justicia en el Señor, Creador de todo cuanto existe y mientras son peras o manzanas, México, el líder natural de los pueblos latinoamericanos, “navegue de a muertito” en un viacrucis que comienza a repetirse y a repetirse…y a repetirse, hasta que alguien de algún modo exhiba el genocidio, la cruel como inadmisible lucha contra el hambre, el desempleo y la muerte, en un país que algún día fue extraordinariamente exitoso y rico y de repente, por obra y gracia de la dictadura chavista, está sumido en la miseria.

Por algo la oposición venezolana apela a una reacción del Ejército venezolano con –quizá- más derramamiento de sangre y un futuro francamente desolador si es que usted, como el que esto escribe, se documenta de lo que realmente pasa en Venezuela. Cuestión de tiempo…

Quo Vadis


En la semana que termina, Nicolás Maduro, el que vio y escuchó en el canto de un pajarito un mensaje del más allá de su antecesor, el militar Hugo Rafael Chávez Frías, ha asumido contra la voluntad mayoritaria de su pueblo un segundo mandato de seis años en la Presidencia de Venezuela, un país rico convertido en pobre.

Es, por mucho, el dictador del momento en el orbe, más cuando alrededor de la ruina en que tiene a millones de venezolanos juramenta una presidencia ilegítima ante un Tribunal Supremo de Justicia, no ante el Congreso que se supone es la instancia que representa a los ciudadanos.

En fin, el daño ya está hecho. El reelecto dictador con 56 años de edad cuenta con la benevolencia de algunos gobernantes, cuyos países son distantes de lo que significa practicar una auténtica como legítima democracia, como Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y delegados de otros países aliados como las poderosas potencias (China y Rusia), cuyo origen político es de todos conocido.

Pero en el resto del mundo las cosas se ven diferentes porque descalifican y desconocen lo que es y representa Maduro para los venezolanos y por ahí, en medio, se coloca al gobierno de México y, por ende, muchos millones de mexicanos que son conocedores de las violaciones a los derechos humanos y civiles en Venezuela y digo en medio porque bajo un injustificable “yo no me meto en asuntos de otros países” (la famosa no intervención plasmada en la política exterior mexicana), el gobierno de México decide la política del avestruz…y sus razones tendrá.

Quizá, dicen algunos analistas, buscando el gobierno de López Obrador no procrear enemigos en América y el resto del mundo como lo podrían ser los aliados de Maduro y menos cuando se ha forjado metas en la llamada 4ª Transformación, que solo con el ánimo y apoyo de millones de mexicanos y alianzas extranjeras podrían ser posibles.

Sin embargo, la no intervención de México acerca de Maduro y lo que causa en su pueblo deja en entredicho también la vocación natural de los mexicanos para rechazar en dichos y hechos a gobiernos que masacran a su pueblo, como ocurre precisamente en Venezuela.

Que la historia lo juzgue “al del pajarito”…que las almas de los ejecutados y prisioneros políticos de por vida encuentren justicia en el Señor, Creador de todo cuanto existe y mientras son peras o manzanas, México, el líder natural de los pueblos latinoamericanos, “navegue de a muertito” en un viacrucis que comienza a repetirse y a repetirse…y a repetirse, hasta que alguien de algún modo exhiba el genocidio, la cruel como inadmisible lucha contra el hambre, el desempleo y la muerte, en un país que algún día fue extraordinariamente exitoso y rico y de repente, por obra y gracia de la dictadura chavista, está sumido en la miseria.

Por algo la oposición venezolana apela a una reacción del Ejército venezolano con –quizá- más derramamiento de sangre y un futuro francamente desolador si es que usted, como el que esto escribe, se documenta de lo que realmente pasa en Venezuela. Cuestión de tiempo…