LA POLÍTICA DE LAS PERSONAS
A criterio personal hay tres principales razones por las que un servidor público comete corrupción sin importarle las consecuencias: Primero, porque no hay consecuencias, o sea, predomina la impunidad.
Saben que aunque cometan delitos y sean del índole que sean -porque hemos tenido desde gobernadores que se les liga con trata de menores hasta diputados que desvían recursos- aun así se les demuestre y estén las evidencias de que son culpables, saben que mientras tengan los pactos o los recursos necesarios, saldrán impunes y hasta los veremos en próximas elecciones o a sus familiares directos.
Segundo: Por la corta memoria que pareciera que en general tenemos. Cuántas veces ha sucedido que solo pasan unos años y en unos casos hasta unos meses y la indignación se va, perdonamos muy pronto y hasta vuelven a llegar al poder por elección popular. Nos convencen del refrán “más vale viejo por conocido que bueno por conocer” y seguimos eligiendo a los mismos que nos han hecho tanto daño.
Tercero -y es donde necesitamos trabajarlo y es responsabilidad de todas nosotras, de todas las personas- es porque ni siquiera los conocemos y es inaceptable de las dos partes, tanto de parte de los servidores públicos en su mayoría que es tan pobre y nulo el trabajo que hacen que ni nos enteramos de su existir, como también de las personas, porque no es permisible que la mayoría no nos tomemos el tiempo de investigar en manos de quién estamos confiando las decisiones del desarrollo de nuestro entorno, las decisiones de nuestro futuro.
Si no tomamos la responsabilidad de investigar y conocer quiénes son, ubicar sus caras, nombres y sobre todo vigilar y argumentar las decisiones que toman, vamos a seguir teniendo servidores públicos que no les importa traicionar nuestra confianza, pues saben que no habrá quién les reclame sus malas o nulas acciones. Aquel pensamiento de “no me meto porque no me gusta la política”, de “al cabo todo está perdido” o “porque yo soy buena persona y por eso no me involucro” lo único que está haciendo es perjudicarnos.
El pasado 31 de julio tomó protesta la nueva Legislatura de Baja California, es decir, tenemos nuevos diputados y diputadas en nuestro Estado por las que votamos el pasado 6 de junio. Tenemos algunas caras son nuevas, otras no, pero todas tienen nuestra responsabilidad: Ellos de hacer bien su trabajo, nosotras de ubicar perfectamente quiénes son y aprovechar todas las oportunidades para recordárselo.
¿Qué les tenemos que exigir? Los diputados y diputadas de esta Legislatura, entre muchos otros temas, urge que realmente fiscalicen, son de los principales responsables de que los ayuntamientos y Gobierno del Estado no estén gastando más de lo que ingresa. Ya no podemos soportar seguir endeudándonos más, recordemos que solo el gobierno estatal carga con una deuda de más de 40 mil millones de pesos. Ya no podemos soportar que sigan siendo tapadera de los Ejecutivos en vez de hacer su trabajo como contrapeso y regulación. Y segundo: Que concluyan el Sistema Estatal Anticorrupción, es una burla para los bajacalifornianos el que echen culpas ajenas cuando recae en el Congreso y seguimos sin un combate a la corrupción que solo nos retrasa como Estado.
