Alguna vez existió un estilo cachanilla de hablar, orgullo de nuestra identidad, integrado en buena parte por expresiones en inglés.
Usamos baica, cora, cooler, fany, keki, mapear, reservoyo, shinola, tango, wini, para referirnos a la bicicleta, la moneda de un cuarto de dólar, el sistema de refrigeración, un comic o manga, un pastel, limpiar con un trapeador, depósito de agua, líquido abrillantador de zapatos, el centro de la ciudad y, una salchicha.
También tuvimos influencia nacional. De Guadalajara llegó la tendencia a usar ocupo en lugar de necesito, aunque según la Real Academia igual se utiliza en algunos países de Centroamérica. De cualquier manera, tanto ellos como la Academia Mexicana de la Lengua dan el visto bueno.
La lengua la hacemos todos nosotros. Antes solía cambiar lento, hoy no. El único caso de velocidad extrema en la antigüedad, fue el de Vuestra Merced, que, en el lapso de 20 años, a partir de 1615 pasó a vuesarced, voarced, vuarced, voacé, vucé, vuasted, vuested, vusted, uced, para al final terminar en usted.
La palabra deporte es una curiosidad, ya que desde el año 1260 significaba entretenimiento (Corominas). A los bailes, a las corridas de toros, iba el deportoso, o sea, alguien alegre, divertido. Cuando el futbol y otras actividades comenzaron a salir de Inglaterra, hubo necesidad de buscar un término en español. La prensa especializada propuso modificar la acepción original de la palabra para usarla como traducción de sport.
Hoy las redes sociales han provocado un revoltijo lingüístico. En los años setenta, los afroamericanos usaban partner para referirse al compa, pero a nosotros nos sonaba como “parna”. Es fácil concluir que en Mexicali empezaron a decirles parnas a los prietos. El pana, usado hoy por la chaviza, no deriva del parna original, sino es una novedad importada de Sudamérica, con el mismo significado de camaradería.
En la actualidad, políticos encampañados cambiaron arbitrariamente la expresión mercados sobrerruedas por tianguis, cuando claramente no significan lo mismo. Tiamiqui, de donde deriva tianguis, quiere decir vender. De forma que, si a esas vamos, un tianguis igual puede ser un colectivo fifí, a menos que busquen referirse al espacio donde se respira el alma del pueblo náhuatl. En una de esas les da por cambiar el nombre a La Chinesca por parián, al fin que significa mercado chino.
Los reporteros locales tomaron la palabra enjambre para referirse a la seguidilla de sismos. Nadie más la usa con ese sentido, la prensa chilanga habla de una serie de temblores, un conjunto de sismos, por ser gramaticalmente preciso. Pero, en fin, quizá ésta sea la nueva forma de hablar de los mexicalenses y uno aquí, renegando.
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