/ miércoles 6 de marzo de 2024

El Muro | Liderazgos útiles

Los liderazgos políticos llaman mucho la atención, pero casi ninguno abona a la cohesión del grupo. Si comparamos las ilusiones despertadas con las aportaciones finales, es posible concluir que hacen más daño de lo que imaginamos.

Pero los gobiernos son inevitables, aunque puedan llegar a ser estorbosos. Por eso, ahora en campaña necesitamos tener bien claras las propuestas. Contar con analistas, líderes de opinión, confiables por su equilibrio, sería lo ideal para orientar al ciudadano.

Foto: Imágen Ilustrativa | Freepik

Sí, ya sé, el voto no se razona, porque en este mismo espacio así lo hemos demostrado con evidencia (por ejemplo, leer “Cerebros calcificados” y “¿Razonando el voto?” de 2018 o “Los engañabobos”, de 2019), pero tampoco se trata de agarrarnos de eso para justificar en los análisis periodísticos una subjetividad camuflada de objetividad, en especial cuando en el fondo hay quien desea el fracaso o el éxito de alguna de las opciones, no el beneficio social.

Las personas estamos cableadas, es decir, contamos con un diseño cerebral facilitador de los comportamientos pro sociales. Favorecemos a quien trabaja por los demás, castigamos al tramposo. Gracias a eso, la humanidad pudo sobrevivir en un entorno silvestre, lleno de peligros.

Luego, tras el descubrimiento de la agricultura, llegaron los problemas como los conocemos en la actualidad. En una sociedad primitiva de grupos pequeños, en promedio 100 personas, los conflictos eran manejables. Los grupos grandes dieron entrada a los gobernantes, personas quienes no necesariamente, participaban en alguna de las etapas productivas.

Conviene saber lo anterior porque estamos acostumbrados a ver a los políticos como los únicos seres capaces de mejorar nuestro presente inmediato, a pesar de las constantes desilusiones.

“Necesitamos cada vez más líderes políticos que entiendan que nuestras mentes han evolucionado… La competitividad centrada en nosotros mismos no nos sostiene. La evidencia es abrumadora de que son nuestras relaciones pro sociales y la sensación de vivir en comunidades solidarias, lo que es crucial para el bienestar” (“The evolution of prosocial and antisocial competitive behavior...”).

Ahora bien, si los políticos gobernantes nunca llegarán a ser lo que deberían ser o lo que juran que son, entonces ¿quién podrá ayudarnos?

Podemos empezar confiando en los liderazgos útiles de las personas bondadosas, de los guías morales que nos rodean, aunque ellos no sean populares, no vistan bonito, sean pobres o esta idea suene cursi.

Mail to: vicmarcen09@gmail.com

Los liderazgos políticos llaman mucho la atención, pero casi ninguno abona a la cohesión del grupo. Si comparamos las ilusiones despertadas con las aportaciones finales, es posible concluir que hacen más daño de lo que imaginamos.

Pero los gobiernos son inevitables, aunque puedan llegar a ser estorbosos. Por eso, ahora en campaña necesitamos tener bien claras las propuestas. Contar con analistas, líderes de opinión, confiables por su equilibrio, sería lo ideal para orientar al ciudadano.

Foto: Imágen Ilustrativa | Freepik

Sí, ya sé, el voto no se razona, porque en este mismo espacio así lo hemos demostrado con evidencia (por ejemplo, leer “Cerebros calcificados” y “¿Razonando el voto?” de 2018 o “Los engañabobos”, de 2019), pero tampoco se trata de agarrarnos de eso para justificar en los análisis periodísticos una subjetividad camuflada de objetividad, en especial cuando en el fondo hay quien desea el fracaso o el éxito de alguna de las opciones, no el beneficio social.

Las personas estamos cableadas, es decir, contamos con un diseño cerebral facilitador de los comportamientos pro sociales. Favorecemos a quien trabaja por los demás, castigamos al tramposo. Gracias a eso, la humanidad pudo sobrevivir en un entorno silvestre, lleno de peligros.

Luego, tras el descubrimiento de la agricultura, llegaron los problemas como los conocemos en la actualidad. En una sociedad primitiva de grupos pequeños, en promedio 100 personas, los conflictos eran manejables. Los grupos grandes dieron entrada a los gobernantes, personas quienes no necesariamente, participaban en alguna de las etapas productivas.

Conviene saber lo anterior porque estamos acostumbrados a ver a los políticos como los únicos seres capaces de mejorar nuestro presente inmediato, a pesar de las constantes desilusiones.

“Necesitamos cada vez más líderes políticos que entiendan que nuestras mentes han evolucionado… La competitividad centrada en nosotros mismos no nos sostiene. La evidencia es abrumadora de que son nuestras relaciones pro sociales y la sensación de vivir en comunidades solidarias, lo que es crucial para el bienestar” (“The evolution of prosocial and antisocial competitive behavior...”).

Ahora bien, si los políticos gobernantes nunca llegarán a ser lo que deberían ser o lo que juran que son, entonces ¿quién podrá ayudarnos?

Podemos empezar confiando en los liderazgos útiles de las personas bondadosas, de los guías morales que nos rodean, aunque ellos no sean populares, no vistan bonito, sean pobres o esta idea suene cursi.

Mail to: vicmarcen09@gmail.com