/ miércoles 3 de abril de 2024

El Muro | Los bots

Un mes de campaña por la Presidencia y el asunto está de flojera. Los opositores deberían apurarse, si en realidad les interesa derrotar a la candidata puntera.

Hasta hoy, los mensajes no han permeado más allá de los grupos fanatizados, de los seguidores partidistas polarizados. De parte de los contendientes es complicado ubicar un discurso motivador bien estructurado, capaz de agitar a la masa, tal vez se deba a la ausencia de uno, porque han dedicado todo este tiempo a responder o a provocar y hasta eso han hecho mal, según el reflejo en las encuestas.

Esto resulta incomprensible, en especial en la actualidad, con tantas herramientas a la mano, para desarrollar mensajes personalizados, precisos, potencialmente rentables en votos. Presupuesto y talento tienen.

El sistema de comunicación automatizada en redes sociales, los robots o bots, como se le conocen mejor, no son malos ni buenos, dependen del uso. Habrá quien acuda a ese servicio para transmitir mensajes tóxicos (“Persistent interaction patterns across social media…”).

Los partidos políticos podrían usar los algoritmos junto a bases de datos para conectar con votantes específicos, vía mensaje de WhatsApp o SMS, exponiéndole soluciones a un problema específico que esté ocurriendo en su colonia.

Lastimosamente, la tecnología está siendo desperdiciada, abusando de la creación de videos de animación empalagosos, hechos con Inteligencia Artificial, quizá porque eso permite ahorrar dinero en producción o subutilizando los bots en campañas negras sin ingenio (“Debunking in a world of tribes”).

Por cierto, los tuits o cualquier contenido programado para diseminar información negativa tiene un impacto limitado, son los humanos, quienes se encargan de masificar las campañas (“The spread of low credibility content…”, “Controling bad actor artificial intelligence…”). Las fakenews dominan a la verdad, son más difíciles de erradicar.

En el papel, en la mente de algunos políticos, ésta es la madre de todas las elecciones. Sin embargo, hasta hoy el comportamiento de los rivales dice otra cosa muy distinta. Podríamos esperar, a partir del debate del domingo, ahora sí, el verdadero despegue, con una confrontación aguerrida, aunque la candidata puntera no está obligada a ponerle sabor al caldo, solo a manejar su ventaja con prudencia.

De lo aburrido, lo rescatable. A estas alturas pudimos estarnos quejando de una campaña sucia, buscando la manera de controlar la manipulación (“Inoculation theory in the post truth era…”). En su lugar estamos esperando, ya no digamos propuestas de solución sensatas, sino simplemente ver buena acción.

Mail to: vicmarcen09@gmail.com

Un mes de campaña por la Presidencia y el asunto está de flojera. Los opositores deberían apurarse, si en realidad les interesa derrotar a la candidata puntera.

Hasta hoy, los mensajes no han permeado más allá de los grupos fanatizados, de los seguidores partidistas polarizados. De parte de los contendientes es complicado ubicar un discurso motivador bien estructurado, capaz de agitar a la masa, tal vez se deba a la ausencia de uno, porque han dedicado todo este tiempo a responder o a provocar y hasta eso han hecho mal, según el reflejo en las encuestas.

Esto resulta incomprensible, en especial en la actualidad, con tantas herramientas a la mano, para desarrollar mensajes personalizados, precisos, potencialmente rentables en votos. Presupuesto y talento tienen.

El sistema de comunicación automatizada en redes sociales, los robots o bots, como se le conocen mejor, no son malos ni buenos, dependen del uso. Habrá quien acuda a ese servicio para transmitir mensajes tóxicos (“Persistent interaction patterns across social media…”).

Los partidos políticos podrían usar los algoritmos junto a bases de datos para conectar con votantes específicos, vía mensaje de WhatsApp o SMS, exponiéndole soluciones a un problema específico que esté ocurriendo en su colonia.

Lastimosamente, la tecnología está siendo desperdiciada, abusando de la creación de videos de animación empalagosos, hechos con Inteligencia Artificial, quizá porque eso permite ahorrar dinero en producción o subutilizando los bots en campañas negras sin ingenio (“Debunking in a world of tribes”).

Por cierto, los tuits o cualquier contenido programado para diseminar información negativa tiene un impacto limitado, son los humanos, quienes se encargan de masificar las campañas (“The spread of low credibility content…”, “Controling bad actor artificial intelligence…”). Las fakenews dominan a la verdad, son más difíciles de erradicar.

En el papel, en la mente de algunos políticos, ésta es la madre de todas las elecciones. Sin embargo, hasta hoy el comportamiento de los rivales dice otra cosa muy distinta. Podríamos esperar, a partir del debate del domingo, ahora sí, el verdadero despegue, con una confrontación aguerrida, aunque la candidata puntera no está obligada a ponerle sabor al caldo, solo a manejar su ventaja con prudencia.

De lo aburrido, lo rescatable. A estas alturas pudimos estarnos quejando de una campaña sucia, buscando la manera de controlar la manipulación (“Inoculation theory in the post truth era…”). En su lugar estamos esperando, ya no digamos propuestas de solución sensatas, sino simplemente ver buena acción.

Mail to: vicmarcen09@gmail.com