/ miércoles 8 de mayo de 2024

El Muro | Los nenes consentidos

Luis Donaldo Colosio Riojas despierta admiración por su mezcla de madurez y juventud. Sin embargo, tiene casi la misma edad que Lázaro Cárdenas o Carlos Salinas cuando iniciaron su Presidencia, o sea, no está haciendo algo extraordinario.

Lo que pasa es que, comparado con la camada de políticos bebés Sinclair que nos gobierna, mimados, caprichosos e impulsivos, Colosio luce como la reencarnación de Confucio, pero simplemente cumple con la seriedad que esperamos de alguien con deseos de llegar al poder.

Aquí no demeritamos su indiscutible capacidad intelectual ni la madurez prematura, esta última orillada por haber quedado huérfano, junto a su hermana, en plena infancia. Aquí hablamos del exceso de protagonismo de una nueva corriente de políticos exprés.

Foto: Imágen Ilustrativa / Freepik

Nacidos a mediados de los años ochenta, rodeados de mucho amor, bonanza económica, aunque no necesariamente millonarios, hijos únicos algunos de ellos, esta generación creció en una sociedad que empezaba a ser menos autoritaria, más complaciente.

Esos pequeños vivieron su niñez en los años 90, de la mano de videojuegos, animes y series televisivas como “Dinosaurios”, con el bebé de la familia Sinclair, cantando, “Soy el nene, el consentido, suavecito y abrazable… uno así en cada casa debería haber (…) ¡Hay que quererme!”.

La abundancia no parece ser buena consejera, ya que limita la habilidad para entender la realidad social, un requisito indispensable para quien se dedica a la política. Por si lo anterior fuera poco, esta clase privilegiada llegó al poder sin mucho esfuerzo, gozando la cosecha de una siembra hecha por dos generaciones anteriores.

Prudente aclaración: Los problemas que vivimos en Baja California no han sido creados por los jóvenes gobernantes, pero sí los recrudecen por la ligereza con la cual actúan, muy cerquita de la frivolidad. No podemos culparlos ni obligarlos a ser empáticos, porque nunca necesitaron ese rasgo para trascender.

Sí, algunos pueden ser considerados inteligentes, locuaces, elocuentes, pero esas herramientas las utilizan para defenderse, contraatacar o ganar discusiones, en particular en redes sociales, casi nunca las ponen al servicio de la construcción de una mejor sociedad.

Desafortunadamente, no son propiedad exclusiva de un partido político en especial, aunque sí tienden a refugiarse donde está el poder. Afortunadamente no todos los jóvenes políticos sufren ese mal. Debemos ser capaces de distinguir el compromiso real de las simulaciones. Estamos a buen tiempo.

Mail to: vicmarcen09@gmail.com

Luis Donaldo Colosio Riojas despierta admiración por su mezcla de madurez y juventud. Sin embargo, tiene casi la misma edad que Lázaro Cárdenas o Carlos Salinas cuando iniciaron su Presidencia, o sea, no está haciendo algo extraordinario.

Lo que pasa es que, comparado con la camada de políticos bebés Sinclair que nos gobierna, mimados, caprichosos e impulsivos, Colosio luce como la reencarnación de Confucio, pero simplemente cumple con la seriedad que esperamos de alguien con deseos de llegar al poder.

Aquí no demeritamos su indiscutible capacidad intelectual ni la madurez prematura, esta última orillada por haber quedado huérfano, junto a su hermana, en plena infancia. Aquí hablamos del exceso de protagonismo de una nueva corriente de políticos exprés.

Foto: Imágen Ilustrativa / Freepik

Nacidos a mediados de los años ochenta, rodeados de mucho amor, bonanza económica, aunque no necesariamente millonarios, hijos únicos algunos de ellos, esta generación creció en una sociedad que empezaba a ser menos autoritaria, más complaciente.

Esos pequeños vivieron su niñez en los años 90, de la mano de videojuegos, animes y series televisivas como “Dinosaurios”, con el bebé de la familia Sinclair, cantando, “Soy el nene, el consentido, suavecito y abrazable… uno así en cada casa debería haber (…) ¡Hay que quererme!”.

La abundancia no parece ser buena consejera, ya que limita la habilidad para entender la realidad social, un requisito indispensable para quien se dedica a la política. Por si lo anterior fuera poco, esta clase privilegiada llegó al poder sin mucho esfuerzo, gozando la cosecha de una siembra hecha por dos generaciones anteriores.

Prudente aclaración: Los problemas que vivimos en Baja California no han sido creados por los jóvenes gobernantes, pero sí los recrudecen por la ligereza con la cual actúan, muy cerquita de la frivolidad. No podemos culparlos ni obligarlos a ser empáticos, porque nunca necesitaron ese rasgo para trascender.

Sí, algunos pueden ser considerados inteligentes, locuaces, elocuentes, pero esas herramientas las utilizan para defenderse, contraatacar o ganar discusiones, en particular en redes sociales, casi nunca las ponen al servicio de la construcción de una mejor sociedad.

Desafortunadamente, no son propiedad exclusiva de un partido político en especial, aunque sí tienden a refugiarse donde está el poder. Afortunadamente no todos los jóvenes políticos sufren ese mal. Debemos ser capaces de distinguir el compromiso real de las simulaciones. Estamos a buen tiempo.

Mail to: vicmarcen09@gmail.com