/ miércoles 27 de marzo de 2024

El Muro | Votar es un verbo

Ser el estado con el peor índice de participación en las elecciones, además de avergonzarnos, debe movernos a buscar soluciones, porque votar es un verbo e implica acción.

Archivo | El Sol de Tijuana

Ya el INE Baja California puso el ejemplo al realizar hace unos días un simulacro de votación entre universitarios mexicalenses (“El voto de las juventudes bajacalifornianas puede marcar la diferencia en una elección”). El resto de las universidades harían bien en dialogar con el organismo electoral federal para concretar un ejercicio similar.

En menos de dos horas en escucha activa, votando, preguntando, los alumnos terminan con una visión diferente de un acto al cual solían ver como aburrido. Dos horas parece poco, pero abonan tanto como una clase-pizarrón o quizá más.

En 50 años de elecciones (1971-2021), la media de participación ciudadana en la entidad es de 51%. No luce tan mal, pero ya desglosado, retirando el impacto de los candidatos atractivos, en especial en procesos para elegir Presidente, el panorama se ve deprimente.

En la elección de Milton Castellanos (1971), votó el 53%; con Roberto de la Madrid, 47%; por Xicoténcatl Leyva, el 66%. La Ruffomanía sólo movió al 47%. Carlos Salinas pareció ser un factor, porque en su elección intermedia, para renovar el Legislativo, participó el 66%. Esa tendencia continuó en los procesos siguientes, 1992, 78%; 1994, 77%. En la elección donde triunfó Héctor Terán votó el 63%. La caída en el interés llegó con el siglo XXI, empezando con Elorduy, 36%; Osuna Millán, 47%; Kiko Vega, 37%; Bonilla 29%; Marina del Pilar, 38%.

Las siguientes siete acciones podrían coadyuvar a disminuir la indiferencia del elector: 1) Contar con un solo instituto organizador, fortalecido en las áreas de promoción de cultura cívica. 2) Quitarles la carga de aburrimiento a las votaciones. Para ello los simulacros, implementados desde la primaria, son una alternativa. 3) Menos partidos políticos, más posibilidades a candidaturas ciudadanas. 4) Hacer las elecciones en sábado. 5) Más casillas, mejor ubicadas. 6) Pagar una compensación a los funcionarios de casilla.

7) Aumentar las horas para votar, ligándolas a las horas de luz solar, podría ser de 7 de la mañana a 8 de la tarde-noche. Esto funcionaria, ya que seguiría respetando al grupo madrugador, los adultos mayores, pero abriría la puerta al segmento menos participativo, el de 20-29 años.

Los problemas deben abordarse con buen juicio, acciones puntuales bien enfocadas, jamás con palabrerías o buenos deseos.

Mailto: vicmarcen09@gmail.com

Ser el estado con el peor índice de participación en las elecciones, además de avergonzarnos, debe movernos a buscar soluciones, porque votar es un verbo e implica acción.

Archivo | El Sol de Tijuana

Ya el INE Baja California puso el ejemplo al realizar hace unos días un simulacro de votación entre universitarios mexicalenses (“El voto de las juventudes bajacalifornianas puede marcar la diferencia en una elección”). El resto de las universidades harían bien en dialogar con el organismo electoral federal para concretar un ejercicio similar.

En menos de dos horas en escucha activa, votando, preguntando, los alumnos terminan con una visión diferente de un acto al cual solían ver como aburrido. Dos horas parece poco, pero abonan tanto como una clase-pizarrón o quizá más.

En 50 años de elecciones (1971-2021), la media de participación ciudadana en la entidad es de 51%. No luce tan mal, pero ya desglosado, retirando el impacto de los candidatos atractivos, en especial en procesos para elegir Presidente, el panorama se ve deprimente.

En la elección de Milton Castellanos (1971), votó el 53%; con Roberto de la Madrid, 47%; por Xicoténcatl Leyva, el 66%. La Ruffomanía sólo movió al 47%. Carlos Salinas pareció ser un factor, porque en su elección intermedia, para renovar el Legislativo, participó el 66%. Esa tendencia continuó en los procesos siguientes, 1992, 78%; 1994, 77%. En la elección donde triunfó Héctor Terán votó el 63%. La caída en el interés llegó con el siglo XXI, empezando con Elorduy, 36%; Osuna Millán, 47%; Kiko Vega, 37%; Bonilla 29%; Marina del Pilar, 38%.

Las siguientes siete acciones podrían coadyuvar a disminuir la indiferencia del elector: 1) Contar con un solo instituto organizador, fortalecido en las áreas de promoción de cultura cívica. 2) Quitarles la carga de aburrimiento a las votaciones. Para ello los simulacros, implementados desde la primaria, son una alternativa. 3) Menos partidos políticos, más posibilidades a candidaturas ciudadanas. 4) Hacer las elecciones en sábado. 5) Más casillas, mejor ubicadas. 6) Pagar una compensación a los funcionarios de casilla.

7) Aumentar las horas para votar, ligándolas a las horas de luz solar, podría ser de 7 de la mañana a 8 de la tarde-noche. Esto funcionaria, ya que seguiría respetando al grupo madrugador, los adultos mayores, pero abriría la puerta al segmento menos participativo, el de 20-29 años.

Los problemas deben abordarse con buen juicio, acciones puntuales bien enfocadas, jamás con palabrerías o buenos deseos.

Mailto: vicmarcen09@gmail.com