Los esfuerzos sociopolíticos por la equidad están primordialmente enfocados en la mujer, por eso, el asunto sigue siendo disparejo para el resto de la población vulnerable.
Por si lo anterior fuera poco, no es lo mismo una mujer físicamente atractiva, blanca, de una familia con ingresos por encima del promedio, con acceso a educación superior de paga, que una mujer morena, pobre, sin oportunidad de educación formal, pero igual o más talentosa.
La bonitocracia política femenina se nutre de personas atractivas y lanza el falso mensaje comunitario de empoderamiento femenino. La interseccionalidad es un concepto surgido del feminismo, el cual refiere que no todas las mujeres tienen los mismos obstáculos. Por lo tanto, las alternativas de solución deberían ser variadas, ajustables a las distintas realidades. Las leyes de equidad, los acuerdos electorales cortan parejo y terminan por favorecer a la mujer en las cúpulas o cerca de ellas. No parece existir un programa integrador para las mujeres en diversas condiciones.
Los “Lineamientos para garantizar el cumplimiento, de los principios de paridad de género, igualdad sustantiva y no discriminación…” recién aprobado por el organismo electoral, es una muestra del exceso de atención al asunto de la igualdad de género, sin enfatizar en las propias desigualdades entre mujeres, mientras el resto de los grupos obtiene ganancias pichicatas.
En el entendido de que los avances culturales pueden consolidarse más rápido si provienen de la autoridad bajo la figura de las acciones afirmativas, los acuerdos electorales deberían ser justos pero enfáticos en las sugerencias hacia los partidos para la distribución inclusiva de candidaturas en la totalidad de los cargos.
Una legislatura bajacaliforniana, el máximo órgano del pueblo, debería al menos tener diputadas, diputados, con discapacidad física, jóvenes, viejos, indígenas, LGTBQ+, no por lástima ni por ofrecer migajas, sino por un simple gesto de justicia ante lo evidente: Todos esos grupos existen, son numerosos, representativos, aunque nos esforcemos por hacerlos parecer invisibles.
Sí, estamos construyendo una mejor sociedad, pero los constructores parecen novatos armando un cubo Rubik: Cuando consiguen un avance significativo es porque echaron a perder un logro anterior. A ese ritmo y con esas técnicas fallidas, nunca vamos a terminar.