/ jueves 4 de enero de 2024

La política de las personas | Cáncer en común 

La semana pasada estuve en Tashkent, Uzbekistán, en Asia Central. Fui invitada por ROLACC, la ONU y el gobierno de Uzbekistán, todos desde su división de lucha contra la corrupción.

La razón fue para asistir a la premiación de este año del Premio Internacional a la Excelencia en la Lucha Contra la Corrupción, mismo que se me dio en el 2018 en la categoría Compromiso de la Juventud y para participar en el foro internacional de ganadores del premio.

Foto: Cortesí

Es la primera vez que nos juntaron a todos los ganadores, que en sus diferentes categorías en total hemos sido 51 de diferentes partes del mundo. Desde creación y promoción de leyes, investigaciones, libros y hasta juegos de mesa, compartimos métodos que nos ayudan a combatir la corrupción en nuestros países y localidades.

Podrá ser a diferentes niveles y escalas, pero la corrupción invade todos los rincones del mundo y estamos convencidos que compartiendo experiencias y poniéndolas en práctica podremos crear mecanismos que la controlen.

Podemos resumir lo compartido en prevención por medio de la educación, en establecer los marcos legales correspondientes, en criterios de evaluación y evaluación de resultados de la mano con investigaciones, pero lo más importante es que toda la teoría que se ha realizado y que se realice, todos los mecanismos que se han creado que se pongan en práctica y para eso, la participación más importante es la de las personas.

Una investigadora de Australia me comentaba que al hacer un estudio se dio cuenta que la gran mayoría de las personas hemos normalizado tanto la corrupción, a tal grado que no la detectamos. Personas que entrevistó veían normal y no como delito el que para realizar o agilizar un trámite se les pidiera lo que conocemos como “mordida”, “moche” o cooperación voluntaria adicional. Además, lo que sí detectamos como corrupción cuando escuchamos de otro caso o escándalo que se haya realizado, no nos sorprende y simplemente decimos “ay, otro caso” y se nos olvida y ahí radica el mayor problema, en nuestra falta de indignación.

Y en pensar que hagamos lo que hagamos, no pasará nada, cuando las mínimas acciones pueden generar un gran cambio. Basta con que nos informemos, con que sepamos y entendamos lo que está sucediendo para no permitir que se vuelva a traicionar nuestra confianza.

Los organismos que investigan el tema y crean soluciones para combatir la corrupción existen, pero si las personas seguimos esperando que solo los políticos la combatan, jamás veremos resultados. Nos toca hacer nuestra parte, que es informarnos de diferentes fuentes, de investigar y crear nuestra opinión. El interés, compromiso y participación de las personas será siempre la solución.

Mail to: ferfloresaguirre@gmail.com

La semana pasada estuve en Tashkent, Uzbekistán, en Asia Central. Fui invitada por ROLACC, la ONU y el gobierno de Uzbekistán, todos desde su división de lucha contra la corrupción.

La razón fue para asistir a la premiación de este año del Premio Internacional a la Excelencia en la Lucha Contra la Corrupción, mismo que se me dio en el 2018 en la categoría Compromiso de la Juventud y para participar en el foro internacional de ganadores del premio.

Foto: Cortesí

Es la primera vez que nos juntaron a todos los ganadores, que en sus diferentes categorías en total hemos sido 51 de diferentes partes del mundo. Desde creación y promoción de leyes, investigaciones, libros y hasta juegos de mesa, compartimos métodos que nos ayudan a combatir la corrupción en nuestros países y localidades.

Podrá ser a diferentes niveles y escalas, pero la corrupción invade todos los rincones del mundo y estamos convencidos que compartiendo experiencias y poniéndolas en práctica podremos crear mecanismos que la controlen.

Podemos resumir lo compartido en prevención por medio de la educación, en establecer los marcos legales correspondientes, en criterios de evaluación y evaluación de resultados de la mano con investigaciones, pero lo más importante es que toda la teoría que se ha realizado y que se realice, todos los mecanismos que se han creado que se pongan en práctica y para eso, la participación más importante es la de las personas.

Una investigadora de Australia me comentaba que al hacer un estudio se dio cuenta que la gran mayoría de las personas hemos normalizado tanto la corrupción, a tal grado que no la detectamos. Personas que entrevistó veían normal y no como delito el que para realizar o agilizar un trámite se les pidiera lo que conocemos como “mordida”, “moche” o cooperación voluntaria adicional. Además, lo que sí detectamos como corrupción cuando escuchamos de otro caso o escándalo que se haya realizado, no nos sorprende y simplemente decimos “ay, otro caso” y se nos olvida y ahí radica el mayor problema, en nuestra falta de indignación.

Y en pensar que hagamos lo que hagamos, no pasará nada, cuando las mínimas acciones pueden generar un gran cambio. Basta con que nos informemos, con que sepamos y entendamos lo que está sucediendo para no permitir que se vuelva a traicionar nuestra confianza.

Los organismos que investigan el tema y crean soluciones para combatir la corrupción existen, pero si las personas seguimos esperando que solo los políticos la combatan, jamás veremos resultados. Nos toca hacer nuestra parte, que es informarnos de diferentes fuentes, de investigar y crear nuestra opinión. El interés, compromiso y participación de las personas será siempre la solución.

Mail to: ferfloresaguirre@gmail.com