/ miércoles 8 de mayo de 2024

Mecanismos de conciliación democrática

Cuauhtémoc López Guzmán

En el 2004 escribí un ensayo donde sostenía que México necesitaba adoptar la segunda vuelta electoral. Afirmé que de ocurrir una victoria muy estrecha en la elección presidencial del 2006, se produciría un conflicto poselectoral.

Así sucedió, el margen de victoria entre el primer lugar (Felipe Calderón) y el segundo lugar (Andrés Manuel López Obrador) fue de .62%.

Foto: Imágen Ilustrativa | Freepik

Se generó una gran tensión social y se socavó la independencia y credibilidad del Instituto Federal Electoral (IFE). Hoy es necesario construir instituciones que posibiliten la cooperación y minimicen la confrontación entre partidos.

Por tal motivo, estamos en contra del modelo de elección por mayoría relativa para elegir al Presidente de la República. La segunda vuelta electoral permitiría concentrar las preferencias electorales, derivando así un poder ejecutivo con mayor representatividad y legitimidad.

Las coaliciones electorales no garantizan gobiernos estables y eficientes, pues el objetivo de algunos partidos es su sobrevivencia electoral, además son partidos opositores desleales. Como ejemplo tenemos al PVEM que apoyó al PAN en la elección del 2000; al PRI en el 2006 y 2012 y a Morena en 2018.

El presidente Calderón y varios legisladores han presentado iniciativas de reforma electoral para impulsar la segunda vuelta electoral y hasta la fecha todas han sido rechazadas.

En 2014 en otro artículo expliqué las ventajas institucionales de los gobiernos de coalición. En el caso de esta figura institucional ya está contemplada tanto en la Constitución local como la federal.

Tanto la segunda vuelta electoral como los gobiernos de coalición son mecanismos de conciliación democrática. Hoy más que nunca el país y su población han sido arrasados por la polarización política, el encono social y la confrontación entre poderes, todo este accionar promovido desde la Presidencia de la República.

Debemos pensar a la política como concordia y no como conflicto. Desafortunadamente, tanto el sistema electoral como el sistema partidos fomentan la competencia y no la colaboración entre poderes.

En 1990 el politólogo Juan Liz en un ensayo magistral que generó una gran polémica mundial señaló que la democracia no funciona bien bajo los sistemas presidenciales – excepto Estados Unidos-. Por lo cual recomendaba que los países de América Latina adoptaran el sistema parlamentario.

Su hipótesis es que “en naciones con profundas divisiones políticas y números partidos políticos, el cargo presidencial introduce un elemento indeseable de competencia donde el ganador se la lleva todo, en sociedades que en vez de esto necesitan mecanismos de conciliación”.

Y estoy de acuerdo con Liz, esos mecanismos de conciliación que México necesita urgentemente son la segunda vuelta electoral (que no existe hasta hoy) y los gobiernos de coalición (que ya existen a nivel constitucional).

Mail to: cspoldoc@hotmail.com

Cuauhtémoc López Guzmán

En el 2004 escribí un ensayo donde sostenía que México necesitaba adoptar la segunda vuelta electoral. Afirmé que de ocurrir una victoria muy estrecha en la elección presidencial del 2006, se produciría un conflicto poselectoral.

Así sucedió, el margen de victoria entre el primer lugar (Felipe Calderón) y el segundo lugar (Andrés Manuel López Obrador) fue de .62%.

Foto: Imágen Ilustrativa | Freepik

Se generó una gran tensión social y se socavó la independencia y credibilidad del Instituto Federal Electoral (IFE). Hoy es necesario construir instituciones que posibiliten la cooperación y minimicen la confrontación entre partidos.

Por tal motivo, estamos en contra del modelo de elección por mayoría relativa para elegir al Presidente de la República. La segunda vuelta electoral permitiría concentrar las preferencias electorales, derivando así un poder ejecutivo con mayor representatividad y legitimidad.

Las coaliciones electorales no garantizan gobiernos estables y eficientes, pues el objetivo de algunos partidos es su sobrevivencia electoral, además son partidos opositores desleales. Como ejemplo tenemos al PVEM que apoyó al PAN en la elección del 2000; al PRI en el 2006 y 2012 y a Morena en 2018.

El presidente Calderón y varios legisladores han presentado iniciativas de reforma electoral para impulsar la segunda vuelta electoral y hasta la fecha todas han sido rechazadas.

En 2014 en otro artículo expliqué las ventajas institucionales de los gobiernos de coalición. En el caso de esta figura institucional ya está contemplada tanto en la Constitución local como la federal.

Tanto la segunda vuelta electoral como los gobiernos de coalición son mecanismos de conciliación democrática. Hoy más que nunca el país y su población han sido arrasados por la polarización política, el encono social y la confrontación entre poderes, todo este accionar promovido desde la Presidencia de la República.

Debemos pensar a la política como concordia y no como conflicto. Desafortunadamente, tanto el sistema electoral como el sistema partidos fomentan la competencia y no la colaboración entre poderes.

En 1990 el politólogo Juan Liz en un ensayo magistral que generó una gran polémica mundial señaló que la democracia no funciona bien bajo los sistemas presidenciales – excepto Estados Unidos-. Por lo cual recomendaba que los países de América Latina adoptaran el sistema parlamentario.

Su hipótesis es que “en naciones con profundas divisiones políticas y números partidos políticos, el cargo presidencial introduce un elemento indeseable de competencia donde el ganador se la lleva todo, en sociedades que en vez de esto necesitan mecanismos de conciliación”.

Y estoy de acuerdo con Liz, esos mecanismos de conciliación que México necesita urgentemente son la segunda vuelta electoral (que no existe hasta hoy) y los gobiernos de coalición (que ya existen a nivel constitucional).

Mail to: cspoldoc@hotmail.com