/ miércoles 13 de marzo de 2024

El Muro | Innovemos juntos

La de este año será la edición 25 de la Feria del Libro. Los niños asistentes a la primera versión, en el 2000, son hoy adultos treintones, lectores empedernidos, profesionistas innovadores.

Foto: Archivo

Eso, suponiendo la existencia de un plan bien diseñado, de parte de los organizadores. Uno con detección de talentos, seguimiento de casos de los alumnos visitantes de la Feria, de una mejora de procesos en cada edición, siempre enfocados en promoción de la lectura como la herramienta indispensable para el crecimiento y no sólo aspirar a convertirla en una especie de Agrobaja cultural gratuita, sin caballitos ni tractores de llantas enormes para tomarse fotos o unas Fiestas del Sol con músicos de calidad.

Un evento para promocionar los libros mas no la lectura, es una oportunidad para apuntalar el desarrollo intelectual de una comunidad, máxime si es realizado por una casa de estudios superior con presupuesto del erario.

Innovar no es una moda, es más, ni siquiera es un rasgo propio de los humanos. En el lapso de una década, los macacos japoneses pasaron de lavar sus alimentos con agua corriente, a combinar agua dulce y salada en el mismo proceso, para añadirle sabor. También una variedad de cuervos suele modificar los instrumentos para capturar más larvas. Pero las innovaciones requieren del apoyo social, de las ventajas brindadas por la cultura acumulativa (“What is cumulative cultural evolution?”), porque existen ajustes imposibles de realizar por una mente solitaria, utilizando el sistema de ensayo-error. Arropados por el grupo, hasta las abejas y los chimpancés, son capaces de perfeccionar operaciones (“Bumblebees socially learn behaviour too complex…”, “Chimpanzees use social information to acquire…”).

De hecho, las patentes en Estados Unidos son una muestra del valor del conocimiento heredado: El 77% de los inventos registrados, desde el año de 1790 hasta el 2010, incluyen al menos un elemento ya diseñado, es decir, se trató de un progreso, no una creación nueva (“Invention as a combinatorial process: evidence from US patents”).

Próximos a cumplir 121 años, los residentes de Mexicali, sin importar su estrato social, poseen el suficiente conocimiento derivado de múltiples generaciones, como para llevar a la ciudad, a un nivel de primer mundo.

Para conseguir eso, debemos trabajar juntos en nuestras debilidades, consolidar las fortalezas, pensar diferente, ser abiertos, dispuestos a reconocer errores, pero sobre todo a innovar.

vicmarcen09@gmail.com

La de este año será la edición 25 de la Feria del Libro. Los niños asistentes a la primera versión, en el 2000, son hoy adultos treintones, lectores empedernidos, profesionistas innovadores.

Foto: Archivo

Eso, suponiendo la existencia de un plan bien diseñado, de parte de los organizadores. Uno con detección de talentos, seguimiento de casos de los alumnos visitantes de la Feria, de una mejora de procesos en cada edición, siempre enfocados en promoción de la lectura como la herramienta indispensable para el crecimiento y no sólo aspirar a convertirla en una especie de Agrobaja cultural gratuita, sin caballitos ni tractores de llantas enormes para tomarse fotos o unas Fiestas del Sol con músicos de calidad.

Un evento para promocionar los libros mas no la lectura, es una oportunidad para apuntalar el desarrollo intelectual de una comunidad, máxime si es realizado por una casa de estudios superior con presupuesto del erario.

Innovar no es una moda, es más, ni siquiera es un rasgo propio de los humanos. En el lapso de una década, los macacos japoneses pasaron de lavar sus alimentos con agua corriente, a combinar agua dulce y salada en el mismo proceso, para añadirle sabor. También una variedad de cuervos suele modificar los instrumentos para capturar más larvas. Pero las innovaciones requieren del apoyo social, de las ventajas brindadas por la cultura acumulativa (“What is cumulative cultural evolution?”), porque existen ajustes imposibles de realizar por una mente solitaria, utilizando el sistema de ensayo-error. Arropados por el grupo, hasta las abejas y los chimpancés, son capaces de perfeccionar operaciones (“Bumblebees socially learn behaviour too complex…”, “Chimpanzees use social information to acquire…”).

De hecho, las patentes en Estados Unidos son una muestra del valor del conocimiento heredado: El 77% de los inventos registrados, desde el año de 1790 hasta el 2010, incluyen al menos un elemento ya diseñado, es decir, se trató de un progreso, no una creación nueva (“Invention as a combinatorial process: evidence from US patents”).

Próximos a cumplir 121 años, los residentes de Mexicali, sin importar su estrato social, poseen el suficiente conocimiento derivado de múltiples generaciones, como para llevar a la ciudad, a un nivel de primer mundo.

Para conseguir eso, debemos trabajar juntos en nuestras debilidades, consolidar las fortalezas, pensar diferente, ser abiertos, dispuestos a reconocer errores, pero sobre todo a innovar.

vicmarcen09@gmail.com