Los pioneros chinos de Mexicali fueron en primer lugar peones agrícolas contratados hace más de 100 años por la Colorado River Land Company para que vinieran a los valles y desiertos del Río Colorado con el objetivo de convertir los inmensos terrenos inhóspitos, enmontados y áridos en amplios campos agrícolas productivos, aptos para la siembra de todo tipo de cultivos comerciales.
Abrir las tierras al cultivo bajo los rayos intensos del sol, sin más protección que sus humildes vestuarios, lo mismo durante las prolongadas heladas en aquellos inviernos inclementes.
A los peones agrícolas chinos les debemos su colaboración en el primer desarrollo productivo del Valle de Mexicali. A partir de 1912 las cosechas de algodón le muestran a los empresarios norteamericanos que si era posible hacer realidad el proyecto de aquellos atrevidos inversionistas, cuya pretensión era convertir los semi desiertos del Río Colorado en emporios agrícolas, creadores de riqueza capitalista donde antes sólo se imponía la hostilidad de los climas extremos.
En poco tiempo algunos de esos peones agrícolas chinos se convirtieron en arrendadores y aparceros de tierras y aguas propiedad de norteamericanos empeñados en crear el Valle Imperial mexicano.
Para 1918 tenemos en Mexicali a una nueva ola migratoria de chinos empresarios provenientes de San Francisco, Ca., quienes advierten que ya se cuenta con un buen cimentado desarrollo urbano, ya Mexicali es la ciudad capital de B.C., ya cuenta con un ferrocarril transfronterizo, con un banco, una bien diseñada red de canales de irrigación, una comunidad china establecida así como un flujo constante de migrantes, cuya fuerza laboral está dispuesta a sumarse a nuestro emporio agrícola.
Estos empresarios adquieren predios urbanos para crear lo que posteriormente será bautizado como el barrio de La Chinesca, el cual resistió aquellas campañas hostiles de gobernantes y compatriotas no dispuestos a reconocer los aportes al progreso comunitario realizados por la comunidad china de Mexicali.
El Mtro. Eduardo Auyón Gerardo lo señala de manera atinada en su libro “El Dragón en el Desierto” publicado en 1991, en donde se refiere a la audacia, tenacidad, paciencia y perseverancia de la comunidad china de Mexicali, de aquellos hombres y mujeres hostilizados en su país de origen, en Norteamérica y en México, pese a lo cual lograron abrirse camino y crear un destino promisorio en nuestra región.
De peones agrícolas a cocineros, comerciantes y empresarios, la comunidad china de Mexicali merece nuestro aprecio y consideración.
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