/ jueves 15 de abril de 2021

Una tragedia que pudo evitarse

Miles de familias están de luto por un desastre que se pudo y debió haber evitado. Al inicio de la pandemia, el presidente López Obrador le dio la esperanza a millones de personas de que nuestro país estaba listo para enfrentar la amenaza más peligrosa del siglo; mintió.

La esperanza de que con este gobierno habría una transformación radical y un cambio profundo a favor de quienes más lo han esperado, fue un gran fraude. Hoy sabemos que la supuesta transformación no es otra cosa que la restauración del más arcaico autoritarismo, concentrador de poder y centralizador de todas las decisiones.

La pandemia comenzó en el peor momento para México y para Baja California: Con un sistema de salud de cobertura universal desmantelado, con una administración pública mermada por la supuesta austeridad republicana, con un sistema de compras consolidadas que provocó desabasto de medicamentos y que nos han llevado a ser uno de los países con las más altas tasas de mortalidad y con las más bajas de vacunación en el mundo.

El gobierno ha dado palos de ciego en materia de salud, todo resultado de la improvisación y las ocurrencias, así como de una ideología caduca que ha tenido como resultado más de 200 mil personas muertas por Covid-19, según cifras del gobierno y casi medio millón, según diversas estimaciones. La tragedia ha azotado por igual a las entidades gobernadas por Morena, quienes replican la fallida estrategia del gobierno federal: Desinformación, falta de apoyos y vacunas para quienes día a día están en el primer frente de batalla como médicos, doctoras, enfermeras y policías. Se han ocultado las compras de vacunas, aunque con fines de propaganda, el gobierno nos dice diariamente cuántas se han recibido.

Al reservar la información sobre la pandemia el gobierno está cometiendo un acto criminal y en los hechos niega a la ciudadanía el derecho a informarse sobre uno de sus bienes más preciados: la salud.

El gobierno federal y el de Baja California, que no es más que una mala imitación, desprecian el uso del cubrebocas, no son sensibles ante dolor de la ciudadanía y no dan ningún tipo de apoyos ni aliento ante la tragedia que todos los días enluta a nuestras familias. La sospecha de que se aplicó aire en lugar de una vacuna, hecho documentado en más de una ocasión nos pone en alerta acerca de la fallida estrategia gubernamental de vacunación, cuyos fines son de manipulación electoral y compra de votos vía clientelas.

He presentado en el Senado iniciativas para dar apoyos a las familias con la exención de gastos educativos y de salud, también he propuesto que no pueda reservarse la información sobre las vacunas y propuse un plan de recuperación para nuestro Estado; todo ha sido en vano, ante una mayoría que solo obedece a las órdenes de quien hoy tiene el país convertido en un cementerio.

Quienes hoy juegan y lucran electoralmente con nuestra salud, solo producen luto y dolor; es momento de cambiar de estrategia, por el bien de Baja California y de México.


Miles de familias están de luto por un desastre que se pudo y debió haber evitado. Al inicio de la pandemia, el presidente López Obrador le dio la esperanza a millones de personas de que nuestro país estaba listo para enfrentar la amenaza más peligrosa del siglo; mintió.

La esperanza de que con este gobierno habría una transformación radical y un cambio profundo a favor de quienes más lo han esperado, fue un gran fraude. Hoy sabemos que la supuesta transformación no es otra cosa que la restauración del más arcaico autoritarismo, concentrador de poder y centralizador de todas las decisiones.

La pandemia comenzó en el peor momento para México y para Baja California: Con un sistema de salud de cobertura universal desmantelado, con una administración pública mermada por la supuesta austeridad republicana, con un sistema de compras consolidadas que provocó desabasto de medicamentos y que nos han llevado a ser uno de los países con las más altas tasas de mortalidad y con las más bajas de vacunación en el mundo.

El gobierno ha dado palos de ciego en materia de salud, todo resultado de la improvisación y las ocurrencias, así como de una ideología caduca que ha tenido como resultado más de 200 mil personas muertas por Covid-19, según cifras del gobierno y casi medio millón, según diversas estimaciones. La tragedia ha azotado por igual a las entidades gobernadas por Morena, quienes replican la fallida estrategia del gobierno federal: Desinformación, falta de apoyos y vacunas para quienes día a día están en el primer frente de batalla como médicos, doctoras, enfermeras y policías. Se han ocultado las compras de vacunas, aunque con fines de propaganda, el gobierno nos dice diariamente cuántas se han recibido.

Al reservar la información sobre la pandemia el gobierno está cometiendo un acto criminal y en los hechos niega a la ciudadanía el derecho a informarse sobre uno de sus bienes más preciados: la salud.

El gobierno federal y el de Baja California, que no es más que una mala imitación, desprecian el uso del cubrebocas, no son sensibles ante dolor de la ciudadanía y no dan ningún tipo de apoyos ni aliento ante la tragedia que todos los días enluta a nuestras familias. La sospecha de que se aplicó aire en lugar de una vacuna, hecho documentado en más de una ocasión nos pone en alerta acerca de la fallida estrategia gubernamental de vacunación, cuyos fines son de manipulación electoral y compra de votos vía clientelas.

He presentado en el Senado iniciativas para dar apoyos a las familias con la exención de gastos educativos y de salud, también he propuesto que no pueda reservarse la información sobre las vacunas y propuse un plan de recuperación para nuestro Estado; todo ha sido en vano, ante una mayoría que solo obedece a las órdenes de quien hoy tiene el país convertido en un cementerio.

Quienes hoy juegan y lucran electoralmente con nuestra salud, solo producen luto y dolor; es momento de cambiar de estrategia, por el bien de Baja California y de México.