/ martes 3 de julio de 2018

AMLO y la cultura política

Vientos


El fenómeno político que significó el resultado de las elecciones del 1 de julio anterior, debe de encauzarnos a los estudiosos de la cosa política al análisis de la transformación sobre nuestra cultura democrática.

Recuerdo la conferencia del doctor Norbert Lechner en el Auditorio del Instituto Federal Electoral (hoy INE y en otro domicilio) el 8 de marzo de 1995, que tituló “Cultura Política y Gobernabilidad Democrática”, que concentró la atención de un cambio cultural político observado a finales del siglo XX con esos grandes y trascendentes procesos como “la globalización, las emergencias del mercado y el cambio cultural”.

Lechner plantea como un fenómeno que transforma el viejo edificio democrático importantísimo por original, de una cultura política que es a su vez producto de otra serie de transformaciones. Pero acentúa su preocupación porque “la democracia es no solo un principio de legitimidad; además ha de asegurar una conducción eficaz” y éste es el quid del asunto hoy, cuando el candidato de Morena (este nombre merece un estudio psico-sociológico aparte), el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, tiene ante sí un futuro nada envidiable: un país en grave crisis social producto de la violencia, la inseguridad, el narcotráfico y la enseñoreada impunidad que trasciende todos los niveles en los que se incluyen los más desafortunados que pueblan la franja de la pobreza extrema… ¿Cómo hacer y lograr un gobierno a la altura de la confianza popular que en grado evidente sufragó en favor del “Peje” y sus promesas de cambiar de rumbo y elevar niveles en el poder adquisitivo del peso? Si ganar no le fue fácil a López Obrador, el ingreso al cambio debe ser como la punta de su lanza para abatir con rapidez las esperanzas selladas en cada voto. AMLO es el rescate de la democracia según su discurso. ¿Pero qué tan pronto puede ser posible el cambio que sea tan notorio que garantice el apoyo continuado?

Nuestro pueblo que hoy se manifestó increíblemente unido con la esperanza de realidades, puede ser el mismo que mañana convoque a lo contrario. Gobernar a México no es tarea fácil. Habrá que sumarnos al apoyo para lograr las metas positivas que emprenda el político tabasqueño.

Aquí está y en concreto, un valladar que no puede maltratarse son sinapismos ni “curitas”. Y quiero poner la preocupación de Lechner con el que inicié este tema, que lo hace en lo universal, en el mero centro de las cosas más importantes para generar un buen gobierno y cabal gobernabilidad cuando pienso en México y la importancia que reviste sumarnos con nuestro “grano de arena” a la tarea mayúscula del “Peje”, aunque nunca hayamos sido de sus filas… como tampoco lo fuimos de las de los otros. Pero seguiremos mañana y con Norbert Lechner. Gracias por leerme.


Vientos


El fenómeno político que significó el resultado de las elecciones del 1 de julio anterior, debe de encauzarnos a los estudiosos de la cosa política al análisis de la transformación sobre nuestra cultura democrática.

Recuerdo la conferencia del doctor Norbert Lechner en el Auditorio del Instituto Federal Electoral (hoy INE y en otro domicilio) el 8 de marzo de 1995, que tituló “Cultura Política y Gobernabilidad Democrática”, que concentró la atención de un cambio cultural político observado a finales del siglo XX con esos grandes y trascendentes procesos como “la globalización, las emergencias del mercado y el cambio cultural”.

Lechner plantea como un fenómeno que transforma el viejo edificio democrático importantísimo por original, de una cultura política que es a su vez producto de otra serie de transformaciones. Pero acentúa su preocupación porque “la democracia es no solo un principio de legitimidad; además ha de asegurar una conducción eficaz” y éste es el quid del asunto hoy, cuando el candidato de Morena (este nombre merece un estudio psico-sociológico aparte), el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, tiene ante sí un futuro nada envidiable: un país en grave crisis social producto de la violencia, la inseguridad, el narcotráfico y la enseñoreada impunidad que trasciende todos los niveles en los que se incluyen los más desafortunados que pueblan la franja de la pobreza extrema… ¿Cómo hacer y lograr un gobierno a la altura de la confianza popular que en grado evidente sufragó en favor del “Peje” y sus promesas de cambiar de rumbo y elevar niveles en el poder adquisitivo del peso? Si ganar no le fue fácil a López Obrador, el ingreso al cambio debe ser como la punta de su lanza para abatir con rapidez las esperanzas selladas en cada voto. AMLO es el rescate de la democracia según su discurso. ¿Pero qué tan pronto puede ser posible el cambio que sea tan notorio que garantice el apoyo continuado?

Nuestro pueblo que hoy se manifestó increíblemente unido con la esperanza de realidades, puede ser el mismo que mañana convoque a lo contrario. Gobernar a México no es tarea fácil. Habrá que sumarnos al apoyo para lograr las metas positivas que emprenda el político tabasqueño.

Aquí está y en concreto, un valladar que no puede maltratarse son sinapismos ni “curitas”. Y quiero poner la preocupación de Lechner con el que inicié este tema, que lo hace en lo universal, en el mero centro de las cosas más importantes para generar un buen gobierno y cabal gobernabilidad cuando pienso en México y la importancia que reviste sumarnos con nuestro “grano de arena” a la tarea mayúscula del “Peje”, aunque nunca hayamos sido de sus filas… como tampoco lo fuimos de las de los otros. Pero seguiremos mañana y con Norbert Lechner. Gracias por leerme.