PENSARES
Era una persona que distaba de ser bien parecido. Además de una estatura algo baja, tenía una grotesca joroba. Un día visitó a un mercader que tenía una hermosa hija. Él se enamoró perdidamente de ella, pero a ella le repelía su apariencia deforme.
Cuando llegó el momento de despedirse, él hizo acopio de su valor y subió las escaleras hasta donde estaba el cuarto de aquella hermosa joven para tener la última oportunidad de hablar con ella. Era tan hermosa que a él le entristecía profundamente su negativa a mirarlo.
Después de varios intentos de conversar con ella, le preguntó tímidamente:
- ¿Crees que los matrimonios se crean en el cielo?
- Sí -respondió ella todavía mirando al suelo-.
- ¿Y tú?
- Sí lo creo -contestó-. Verás en el cielo cada vez que un niño nace, el Señor anuncia con qué niña se va a casar. Cuando yo nací me fue señalada mi futura esposa. Entonces el Señor añadió: Pero tu esposa será jorobada; justamente en ese momento exclamé: Oh Señor, una mujer jorobada sería una tragedia; dame a mí la joroba y permite que ella sea hermosa.
Entonces ella levantó la mirada para contemplar los ojos de él y un hondo recuerdo la conmovió. Alargó su mano y se la dio a él. Tiempo después ella se convirtió en su esposa.
Es necesario reflexionar un poco en todo esto: Muchas veces los prejuicios que tenemos al estar o convivir con personas distintas a nosotros nos impiden entender y vivir el amor. Hoy haz la diferencia y verás.