/ domingo 21 de enero de 2024

La Espiga | Fierro Viejo

Este domingo podemos traer a la memoria aquellos tiempos en que nuestra comunidad era un pueblo pequeño con un perfil productivo agrícola y sus costumbres y hábitos de vida eran del tipo campirano, rústico, provinciano.

Un elemento típico de aquel Viejo Mexicali eran los Vendedores Ambulantes que recorrían aquellas amplias calles de tierra ofreciendo en venta desde frutas y verduras hasta alimentos como tamales, tacos, menudos, mariscos, nieves y aguas frescas (pa’l calorón).

Foto: Yajanny Jove | La Voz de la Frontera

  1. Se compra fierro viejo. Eran hombres curtidos por el sol que empujaban carretas con llantas de carro y pregonaban sus ofrecimientos: “Fierro viejo que vendan… refrigeradores, estufas, tubos, metales, bicicletas, rines, tornillos, calentones…”.

Todo el metal que se acumulaba en los predios urbanos se podía vender, el señor comerciante estimaba la cantidad a ofrecer y después del clásico regateo se cerraba el trato, también se podían intercambiar artículos todavía en buen estado, al final este proceso de reciclaje iba a los “yonques”, donde se pesaban las piezas (kilo por kilo) para obtener la ganancia respectiva.

¡¡Fierro viejo que vendan!! Los vecinos, al escuchar estas palabras, salían de sus domicilios con sus desechos metálicos que podían incluir desde viejos columpios hasta defensas, guardafangos de automóviles, cadenas mohosas y hasta motores descartados de modelos de autos de antes de la Segunda Guerra Mundial.

  1. Menudo para los crudos. Sábados y domingos muy temprano aparecía el vendedor de menudo blanco estilo Sonora, empujaba su carreta con las grandes ollas de menudo calientito. Su aviso publicitario eran los golpes con un fierro a un rin de carro… los vecinos, aquejados por la crudelia, ya sabían que se aproximaba el menudero y salían con sus ollitas. Estos señores con resaca abrían los ojos al escuchar esa señal salvadora y el dolor de cabeza, el malestar estomacal, las náuseas, la debilidad corporal empezaban a desaparecer. Ya con varios platos de menudo con chiltepín y el café bien cargado, el panorama existencial lucía de mejor manera.

El vendedor de menudo conocía las casas de los señores clientes asiduos, los viernes y sábados se llevaban a cabo los famosos “pipiripaos” de la Cervecería de Mexicali, en los cuales se obsequiaban picheles de cerveza de barril acompañados de carnes asadas, entonces los domingos eran tiempo de recuperación para el lunes de madrugada salir a trabajar en la Jabonera del Pacífico, en la misma planta cervecera o en los campos de cultivo del Valle Imperial o de Yuma.

Este domingo podemos traer a la memoria aquellos tiempos en que nuestra comunidad era un pueblo pequeño con un perfil productivo agrícola y sus costumbres y hábitos de vida eran del tipo campirano, rústico, provinciano.

Un elemento típico de aquel Viejo Mexicali eran los Vendedores Ambulantes que recorrían aquellas amplias calles de tierra ofreciendo en venta desde frutas y verduras hasta alimentos como tamales, tacos, menudos, mariscos, nieves y aguas frescas (pa’l calorón).

Foto: Yajanny Jove | La Voz de la Frontera

  1. Se compra fierro viejo. Eran hombres curtidos por el sol que empujaban carretas con llantas de carro y pregonaban sus ofrecimientos: “Fierro viejo que vendan… refrigeradores, estufas, tubos, metales, bicicletas, rines, tornillos, calentones…”.

Todo el metal que se acumulaba en los predios urbanos se podía vender, el señor comerciante estimaba la cantidad a ofrecer y después del clásico regateo se cerraba el trato, también se podían intercambiar artículos todavía en buen estado, al final este proceso de reciclaje iba a los “yonques”, donde se pesaban las piezas (kilo por kilo) para obtener la ganancia respectiva.

¡¡Fierro viejo que vendan!! Los vecinos, al escuchar estas palabras, salían de sus domicilios con sus desechos metálicos que podían incluir desde viejos columpios hasta defensas, guardafangos de automóviles, cadenas mohosas y hasta motores descartados de modelos de autos de antes de la Segunda Guerra Mundial.

  1. Menudo para los crudos. Sábados y domingos muy temprano aparecía el vendedor de menudo blanco estilo Sonora, empujaba su carreta con las grandes ollas de menudo calientito. Su aviso publicitario eran los golpes con un fierro a un rin de carro… los vecinos, aquejados por la crudelia, ya sabían que se aproximaba el menudero y salían con sus ollitas. Estos señores con resaca abrían los ojos al escuchar esa señal salvadora y el dolor de cabeza, el malestar estomacal, las náuseas, la debilidad corporal empezaban a desaparecer. Ya con varios platos de menudo con chiltepín y el café bien cargado, el panorama existencial lucía de mejor manera.

El vendedor de menudo conocía las casas de los señores clientes asiduos, los viernes y sábados se llevaban a cabo los famosos “pipiripaos” de la Cervecería de Mexicali, en los cuales se obsequiaban picheles de cerveza de barril acompañados de carnes asadas, entonces los domingos eran tiempo de recuperación para el lunes de madrugada salir a trabajar en la Jabonera del Pacífico, en la misma planta cervecera o en los campos de cultivo del Valle Imperial o de Yuma.