/ lunes 12 de febrero de 2018

Meade recorrió Chihuahua

En su recorrido de campaña como “pre-candidato” presidencial del PRI, por ese gran estado de Chihuahua vinculado fuertemente con la Revolución Mexicana, puso los puntos sobre los asuntos más sentidos que hoy atraviesa esa entidad: Incremento de la violencia, inseguridad, aumento de homicidios, de robo de automóviles, de secuestros y un acusado decremento en inversiones que provocan falta de empleo. Y dijo algo que a todos toca: “sacar la corrupción de la política”.

El discurso del ciudadano Meade Kuribreña siempre me ha parecido débil. Es natural, la oratoria no es su fuerte, sobre todo frente al gran tribuno que es el presidente Peña Nieto. Pero eso que es cierto, pone a la vista la honestidad del “pre-candidato” tricolor. Lo que dice es el sueño de los mexicanos. Es lo mismo que dicen los otros con gran aparatosidad el joven que destila hipocresía y con gran impacto en las masas del viejito de Tabasco. Pero Meade gana en las entrevistas, como las que concedió el 8 anterior y en particular a OEM: ahí su claridad es admirable; y solo tuvo un soslayo imperdonable: se le olvidó decir que también hay que sacar de la corrupción al sector empresarial.

Lo anterior debo explicarlo y así lo haré: siempre que existe un político corrupto, hay un corruptor. Un gobernador puede ser corrupto por dos vías cuando menos: la connivencia con sus superiores o la promesa de billetes si inclina su poder en favor de alguna empresa constructora de obra pública. Y esto alcanza al propio presidente de la República que mantiene ocultos a los ”interventores” oficiales, por eso siempre salen ilesos, igual que los corruptores que son los empresarios. Y claro que pudiera haber otras vías, pero mi intelecto no da para tanto.

Mire usted y véalo con honestidad personal: la corrupción se inicia cuando usted ofrece al oficial de tránsito un billete para que no lo multe o la multe. Así empieza la danza que luego es el billete para que el burócrata de ventanilla lo atienda o la atienda antes que a los demás, porque no quiere hacer fila…y la propina que le da al chamaco para que le saque las entradas al cine. Son pequeñas señales del cómo andamos. Pues es lo mismo en los grandes niveles por los grandes contratos, de obra pública, de compra de vehículos, de contratación de servicios. Y luego lo peor: lo que ofrece al Ministerio Público para que debilite los documentos consignatorios procesales que luego el juez salva por, precisamente, la pobreza de las acusaciones. Todo un show del encadenamiento que nació en algo pueril cuando usted jugaba canicas. Quizá por eso, Meade Kuribreña dice que hay que conceder autonomía a los ministerios públicos, para que obren conforme a la ley, porque no sabe que las leyes están hechas para esquivarlas y los ministerios públicos y muchos de los jueces, jamás han litigado, así que son víctimas de abogados “chuchas cuereras” que terminan salvando a sus defendidos que a vistas son culpables, pero en lugar de reponer el proceso, se giran órdenes de libertad. ¡Jauja! señor Meade a menos que haya quien vigile a los ministerios públicos y quien vigile a los vigiladores y así, en infinito, hasta que el dinero ya no alcance para cubrir toda la corrupción que tenemos.

Pero la buena intención de los presidenciables es clara con todo y los defectos de cada uno de los que quieren “sacrificarse”.



En su recorrido de campaña como “pre-candidato” presidencial del PRI, por ese gran estado de Chihuahua vinculado fuertemente con la Revolución Mexicana, puso los puntos sobre los asuntos más sentidos que hoy atraviesa esa entidad: Incremento de la violencia, inseguridad, aumento de homicidios, de robo de automóviles, de secuestros y un acusado decremento en inversiones que provocan falta de empleo. Y dijo algo que a todos toca: “sacar la corrupción de la política”.

El discurso del ciudadano Meade Kuribreña siempre me ha parecido débil. Es natural, la oratoria no es su fuerte, sobre todo frente al gran tribuno que es el presidente Peña Nieto. Pero eso que es cierto, pone a la vista la honestidad del “pre-candidato” tricolor. Lo que dice es el sueño de los mexicanos. Es lo mismo que dicen los otros con gran aparatosidad el joven que destila hipocresía y con gran impacto en las masas del viejito de Tabasco. Pero Meade gana en las entrevistas, como las que concedió el 8 anterior y en particular a OEM: ahí su claridad es admirable; y solo tuvo un soslayo imperdonable: se le olvidó decir que también hay que sacar de la corrupción al sector empresarial.

Lo anterior debo explicarlo y así lo haré: siempre que existe un político corrupto, hay un corruptor. Un gobernador puede ser corrupto por dos vías cuando menos: la connivencia con sus superiores o la promesa de billetes si inclina su poder en favor de alguna empresa constructora de obra pública. Y esto alcanza al propio presidente de la República que mantiene ocultos a los ”interventores” oficiales, por eso siempre salen ilesos, igual que los corruptores que son los empresarios. Y claro que pudiera haber otras vías, pero mi intelecto no da para tanto.

Mire usted y véalo con honestidad personal: la corrupción se inicia cuando usted ofrece al oficial de tránsito un billete para que no lo multe o la multe. Así empieza la danza que luego es el billete para que el burócrata de ventanilla lo atienda o la atienda antes que a los demás, porque no quiere hacer fila…y la propina que le da al chamaco para que le saque las entradas al cine. Son pequeñas señales del cómo andamos. Pues es lo mismo en los grandes niveles por los grandes contratos, de obra pública, de compra de vehículos, de contratación de servicios. Y luego lo peor: lo que ofrece al Ministerio Público para que debilite los documentos consignatorios procesales que luego el juez salva por, precisamente, la pobreza de las acusaciones. Todo un show del encadenamiento que nació en algo pueril cuando usted jugaba canicas. Quizá por eso, Meade Kuribreña dice que hay que conceder autonomía a los ministerios públicos, para que obren conforme a la ley, porque no sabe que las leyes están hechas para esquivarlas y los ministerios públicos y muchos de los jueces, jamás han litigado, así que son víctimas de abogados “chuchas cuereras” que terminan salvando a sus defendidos que a vistas son culpables, pero en lugar de reponer el proceso, se giran órdenes de libertad. ¡Jauja! señor Meade a menos que haya quien vigile a los ministerios públicos y quien vigile a los vigiladores y así, en infinito, hasta que el dinero ya no alcance para cubrir toda la corrupción que tenemos.

Pero la buena intención de los presidenciables es clara con todo y los defectos de cada uno de los que quieren “sacrificarse”.