/ viernes 10 de mayo de 2019

Tutti frutti sabatini

Vientos


A tiro de piedra las elecciones “especiales” de junio del 2019, bajo el manto triste y amargoso de un valemadrismo cívico que se inmola para alejarse de los compromisos que representa el cargo de ciudadano que debiera ser timbre de orgullo.

Desde hace mucho tiempo la descomposición social se ha venido presentando, arrastrándose como la humedad y penetrando hasta los tuétanos. El arribo de la izquierda, en lugar de convertirse en síntoma de evolución sana, de pronto pareciera bandera de la desgracia política. Confundidos los actores y algunos solapados aun cuando sus antecedentes debieran negarles espacio y oportunidad, perturba la armonía que quisiera el presidente López Obrador, porque él mismo, al encontrar culpables en cada brizna de pan, apunta a la destrucción consumiendo sus propios valores en reyertas que deja en la incómoda posición de la ignominia por no aclarar con nombres y pruebas sus apuntamientos que se le vuelven como castigo.

Los medios y sus representantes pueden ser culpables (los que oculta por dignidad, dice) pero no todos. Y así fue como la mafia en el poder ha desaparecido y siguen siendo culpables los mismos que esa “mafia” ha castigado. ¿Cuántos de ellos ha llevado a tribunales el presidente L.P.?

Por supuesto que todo este embrollo existe por una razón muy sencilla: la incultura cívica… la incultura, la falta de ilustración de nuestro pueblo que opera a nivel de juicio de infantes de 8 o diez años. Y así se viene un nuevo ejército llamado Guardia Nacional, el que solamente engrosará las filas de los “punching bags”, cuando como los de hoy, Ejército, Armada, Policía Federal, policías estatales y municipales, carecen de la facultad de meterle de tiros a los que los asaltan cuando pretenden protegernos, como si carecieran de capacidad para responder con éxito los embates de los “nuevos adalides” de una revolución que mata sin temor a respuesta legal, que la hay si se ordena, y el huachicol en todos los niveles, incluido la corrupción oficial rezagada y actuante todavía, se ríe del hombre que sueña que recomendando “amor y paz”, todo cambiará. En medios salvajes como el nuestro, esto es una vacilada.

Y me largo a la botana ahí en donde el champú se convierte en nombre de bar y las caguas están bien frías y las otras cosas calientes… me refiero a las tortillas para los tacos de venado al pastor nos esperan… Si les fallo, es que lo soñé… y me largo ya: ARRIVEDERCCI amigos…


Vientos


A tiro de piedra las elecciones “especiales” de junio del 2019, bajo el manto triste y amargoso de un valemadrismo cívico que se inmola para alejarse de los compromisos que representa el cargo de ciudadano que debiera ser timbre de orgullo.

Desde hace mucho tiempo la descomposición social se ha venido presentando, arrastrándose como la humedad y penetrando hasta los tuétanos. El arribo de la izquierda, en lugar de convertirse en síntoma de evolución sana, de pronto pareciera bandera de la desgracia política. Confundidos los actores y algunos solapados aun cuando sus antecedentes debieran negarles espacio y oportunidad, perturba la armonía que quisiera el presidente López Obrador, porque él mismo, al encontrar culpables en cada brizna de pan, apunta a la destrucción consumiendo sus propios valores en reyertas que deja en la incómoda posición de la ignominia por no aclarar con nombres y pruebas sus apuntamientos que se le vuelven como castigo.

Los medios y sus representantes pueden ser culpables (los que oculta por dignidad, dice) pero no todos. Y así fue como la mafia en el poder ha desaparecido y siguen siendo culpables los mismos que esa “mafia” ha castigado. ¿Cuántos de ellos ha llevado a tribunales el presidente L.P.?

Por supuesto que todo este embrollo existe por una razón muy sencilla: la incultura cívica… la incultura, la falta de ilustración de nuestro pueblo que opera a nivel de juicio de infantes de 8 o diez años. Y así se viene un nuevo ejército llamado Guardia Nacional, el que solamente engrosará las filas de los “punching bags”, cuando como los de hoy, Ejército, Armada, Policía Federal, policías estatales y municipales, carecen de la facultad de meterle de tiros a los que los asaltan cuando pretenden protegernos, como si carecieran de capacidad para responder con éxito los embates de los “nuevos adalides” de una revolución que mata sin temor a respuesta legal, que la hay si se ordena, y el huachicol en todos los niveles, incluido la corrupción oficial rezagada y actuante todavía, se ríe del hombre que sueña que recomendando “amor y paz”, todo cambiará. En medios salvajes como el nuestro, esto es una vacilada.

Y me largo a la botana ahí en donde el champú se convierte en nombre de bar y las caguas están bien frías y las otras cosas calientes… me refiero a las tortillas para los tacos de venado al pastor nos esperan… Si les fallo, es que lo soñé… y me largo ya: ARRIVEDERCCI amigos…