/ sábado 12 de octubre de 2019

Tutti frutti sabatini

Vientos


Arribó al cargo de presidenta municipal o edil mayor del Ayuntamiento de Mexicali la distinguida señora Marina del Pilar Ávila Olmeda. Y llega precedida de un camino político corto, pero al parecer suficiente para que un partido político hoy poderoso (PMRN-“Morena”), la cobije y le abra las puertas de un horizonte prometedor en el ámbito en que, al parecer, nada con precisión sumando su poder de convocatoria innegable.

Claro que se antoja un reto insalvable, porque dos años de desempeño no abonan posibilidades para mostrar calidad política y administrativa en el desempeño como Edil Mayor, por más que podemos suponer que el presidente López Obrador le cubra con oportunidad sus reparos económicos vía el gobierno estatal del tocayo Jaime Bonilla Valdez.

Ítem más, se antoja obstáculo también la dificultad de buscar en el horizonte inmediato un brinco tras experiencias nuevas, pues tendría que abandonar el fugaz mandato en su grupo colectivo como lo es un ayuntamiento municipal… y eso el pueblo cachanilla y estatal no lo abonan.

Pero la política, la buena política, entre otras virtudes debe de tener el de la paciencia: la desesperación no es aconsejable ni prudente. Pero cabe decir que para esto hay otros caminos como detente para observar las esperanzas que de alguna manera depara el horizonte a la inteligencia.

Estoy seguro que doña Marina hará su mejor esfuerzo para conservar ese “bonito apapacho” que le ha brindado el voto del pueblo, que es la más consistente encuesta de la aceptación y esperanzas populares.

Sin embargo debe cuidarse y mucho, del comportamiento personal cotidiano en su función de Edil Mayor. En su entorno pueden surgir egoísmos inesperados. La política, como tarea franca y frontal para obtener la confianza de la soberanía, se pudre con las infecciones del entorno si no se detectan en tiempo para poner la curación que el mal exige.

Y finalmente doña Marina, mi familia (mi esposa Marina, su tocaya) y mis hijos, estamos con usted apoyándola en su desempeño, por muchas razones que no es el caso exponer aquí, pero en lo que Sonora influye.

La política, señora, es un arma de dos filos. No lo olvide. Unas veces premia y otras castiga. Frente a cualquier adversidad en estos quehaceres, el mejor remedio es, antes de actuar y de hablar, pensar el impacto de nuestro momento que puede ser víctima de la pasión. Usted ya es del pueblo, no lo olvide. Todo lo que haga o diga debe de ser en apoyo a ese pueblo que la votó con alegría. No los defraude.

Es mucho el tiempo para gozar, pero el llorar los errores es siempre un doloroso caso interminable. Se lo dice un viejo muy viejo que la respeta y le admira su pasión por la política. ¡Cuídese y adelante! Téngame como su amigo.

Vientos


Arribó al cargo de presidenta municipal o edil mayor del Ayuntamiento de Mexicali la distinguida señora Marina del Pilar Ávila Olmeda. Y llega precedida de un camino político corto, pero al parecer suficiente para que un partido político hoy poderoso (PMRN-“Morena”), la cobije y le abra las puertas de un horizonte prometedor en el ámbito en que, al parecer, nada con precisión sumando su poder de convocatoria innegable.

Claro que se antoja un reto insalvable, porque dos años de desempeño no abonan posibilidades para mostrar calidad política y administrativa en el desempeño como Edil Mayor, por más que podemos suponer que el presidente López Obrador le cubra con oportunidad sus reparos económicos vía el gobierno estatal del tocayo Jaime Bonilla Valdez.

Ítem más, se antoja obstáculo también la dificultad de buscar en el horizonte inmediato un brinco tras experiencias nuevas, pues tendría que abandonar el fugaz mandato en su grupo colectivo como lo es un ayuntamiento municipal… y eso el pueblo cachanilla y estatal no lo abonan.

Pero la política, la buena política, entre otras virtudes debe de tener el de la paciencia: la desesperación no es aconsejable ni prudente. Pero cabe decir que para esto hay otros caminos como detente para observar las esperanzas que de alguna manera depara el horizonte a la inteligencia.

Estoy seguro que doña Marina hará su mejor esfuerzo para conservar ese “bonito apapacho” que le ha brindado el voto del pueblo, que es la más consistente encuesta de la aceptación y esperanzas populares.

Sin embargo debe cuidarse y mucho, del comportamiento personal cotidiano en su función de Edil Mayor. En su entorno pueden surgir egoísmos inesperados. La política, como tarea franca y frontal para obtener la confianza de la soberanía, se pudre con las infecciones del entorno si no se detectan en tiempo para poner la curación que el mal exige.

Y finalmente doña Marina, mi familia (mi esposa Marina, su tocaya) y mis hijos, estamos con usted apoyándola en su desempeño, por muchas razones que no es el caso exponer aquí, pero en lo que Sonora influye.

La política, señora, es un arma de dos filos. No lo olvide. Unas veces premia y otras castiga. Frente a cualquier adversidad en estos quehaceres, el mejor remedio es, antes de actuar y de hablar, pensar el impacto de nuestro momento que puede ser víctima de la pasión. Usted ya es del pueblo, no lo olvide. Todo lo que haga o diga debe de ser en apoyo a ese pueblo que la votó con alegría. No los defraude.

Es mucho el tiempo para gozar, pero el llorar los errores es siempre un doloroso caso interminable. Se lo dice un viejo muy viejo que la respeta y le admira su pasión por la política. ¡Cuídese y adelante! Téngame como su amigo.