/ sábado 21 de diciembre de 2019

Tutti frutti sabatini

Vientos


Dentro del marco del análisis fundamental para el sustento de una teoría de las estructuras del poder político en un punto social colectivo buscado exprofeso, se deberán contener -lo hemos reiterado en estos espacios- los elementos sociológicos y geográficos que han intervenido para darle coherencia a una solución descriptiva presente; avisando, por ser menester, que su dinámica es tal, que su avance cronológico y los fenómenos sociales mutan en transformaciones económicas cíclicas que les son conniventes y, por tanto, nunca pueden ser concluidas en definiciones definitivas.

Nada tiene de extraño, entonces, que la obra del especialista en las ciencias políticas y social, el insigne maestro Pablo González Casanova, “La Democracia en México”, haya durado tan poco en el ámbito docente como efectivo de quien es innegable su brillante disertación y descripción de la organización socio-política de México que logró a través de un análisis marxista-sociológico siguiendo a autores como Lipsel y Darendorf.

Resultó natural que apoyado en teorías conceptuadas sobre la estructura del poder político de los países altamente industrializados como los de referencia por los autores aludidos, la concepción respectiva para el caso de México, sólo tendría, de pronto, grata recepción, pero claro, una muy corta duración entusiasta, hasta la aparición de análisis -quizá más elaborados, pero por ello más justos- como los que en suma arrojaron mayor luz, al respecto, como fueron los elaborados por el maestro y doctor en el tema, don Luis Medina Piñero, contenidos en su obra “Estructura del Poder y Reglas del Juego Político en México”, presentado como “Ensayo de Sociología Política Aplicada”, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México (1969) y con créditos universales.

De pronto, al encogerse el espacio escritural disponible, quedo en deuda para la siguiente entrega para ver, de ser posible con mi modesta aportación, las razones que intervinieron en la demolición de la vieja estructura del poder político en México a brazos de una mayoría apoyadora dándole total beligerancia al líder López Obrador convertido en el Poder Ejecutivo de la democracia a la mexicana, para la transformación de México (Cuarta, la llaman), buscando como basamento de la supuesta nueva estructura de poder en México, la expulsión definitiva de la corrupción, la seguridad nacional y la mejor distribución de la riqueza, tareas que se antojan una osadía y claro, captan el aplauso indubitable, de un pueblo tan sometido por siglos y tan expoliado siempre, que a toda va.

Las ilusiones son esperanzas. Eso le enseñaron a los mexicanos desde la Conquista y la Colonia. Y de ahí surgieron corrupción e injusticia. Veamos si un nuevo mexicano, tabasqueño de nacimiento, logra que una nueva alborada nacional resplandezca y nos dé a partir de 2020, una cara nueva, un país que ya podrá confiar en sus autoridades con la misma fe en la que se vive en lo cotidiano y que todo sea, como AMLO sueña, para felicidad de los mexicanos.

De pronto pues, aprovecho para desearles a todos un muy feliz Año Nuevo y que reine la paz en sus hogares. Un fuerte abrazo de este viejo árbol que aún palpita con entusiasmo.

Vientos


Dentro del marco del análisis fundamental para el sustento de una teoría de las estructuras del poder político en un punto social colectivo buscado exprofeso, se deberán contener -lo hemos reiterado en estos espacios- los elementos sociológicos y geográficos que han intervenido para darle coherencia a una solución descriptiva presente; avisando, por ser menester, que su dinámica es tal, que su avance cronológico y los fenómenos sociales mutan en transformaciones económicas cíclicas que les son conniventes y, por tanto, nunca pueden ser concluidas en definiciones definitivas.

Nada tiene de extraño, entonces, que la obra del especialista en las ciencias políticas y social, el insigne maestro Pablo González Casanova, “La Democracia en México”, haya durado tan poco en el ámbito docente como efectivo de quien es innegable su brillante disertación y descripción de la organización socio-política de México que logró a través de un análisis marxista-sociológico siguiendo a autores como Lipsel y Darendorf.

Resultó natural que apoyado en teorías conceptuadas sobre la estructura del poder político de los países altamente industrializados como los de referencia por los autores aludidos, la concepción respectiva para el caso de México, sólo tendría, de pronto, grata recepción, pero claro, una muy corta duración entusiasta, hasta la aparición de análisis -quizá más elaborados, pero por ello más justos- como los que en suma arrojaron mayor luz, al respecto, como fueron los elaborados por el maestro y doctor en el tema, don Luis Medina Piñero, contenidos en su obra “Estructura del Poder y Reglas del Juego Político en México”, presentado como “Ensayo de Sociología Política Aplicada”, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México (1969) y con créditos universales.

De pronto, al encogerse el espacio escritural disponible, quedo en deuda para la siguiente entrega para ver, de ser posible con mi modesta aportación, las razones que intervinieron en la demolición de la vieja estructura del poder político en México a brazos de una mayoría apoyadora dándole total beligerancia al líder López Obrador convertido en el Poder Ejecutivo de la democracia a la mexicana, para la transformación de México (Cuarta, la llaman), buscando como basamento de la supuesta nueva estructura de poder en México, la expulsión definitiva de la corrupción, la seguridad nacional y la mejor distribución de la riqueza, tareas que se antojan una osadía y claro, captan el aplauso indubitable, de un pueblo tan sometido por siglos y tan expoliado siempre, que a toda va.

Las ilusiones son esperanzas. Eso le enseñaron a los mexicanos desde la Conquista y la Colonia. Y de ahí surgieron corrupción e injusticia. Veamos si un nuevo mexicano, tabasqueño de nacimiento, logra que una nueva alborada nacional resplandezca y nos dé a partir de 2020, una cara nueva, un país que ya podrá confiar en sus autoridades con la misma fe en la que se vive en lo cotidiano y que todo sea, como AMLO sueña, para felicidad de los mexicanos.

De pronto pues, aprovecho para desearles a todos un muy feliz Año Nuevo y que reine la paz en sus hogares. Un fuerte abrazo de este viejo árbol que aún palpita con entusiasmo.