/ sábado 16 de mayo de 2020

Tutti frutti sabatini

VIENTOS

Lejos me quedó el lunes 11 del corriente mes para el comentario oportuno –o inoportuno- del final alegre blanquiazul con el “caso Bonilla”, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad, sentenció inconstitucional la extensión a 5 años del período gubernamental otorgado por un acuerdo soberano del Congreso local y cuyo objetivo fue empatar las elecciones presidenciales con las del gobierno bajacaliforniano, senadurías (en su caso) y diputaciones federales con las locales congresionales y municipales (en su caso, también).

Y el cotorro político de nuestra entidad envirulada se quedó sin tema cafecero o cantinero u hogareño (forzado), tema, sea dicho sin hipérbole, para unos de presunción intelectual cuando con antelación señalaban el resultado final –el certero atrapamiento de lo que para otros semejaba un seguro “home run”- mirando con burla y soslayo la inocencia de los soñadores –yo entre ellos- que por olvido o ignorancia creíamos en el título que el Congreso de la Unión nos otorgó al incluirnos con aplausos como el Estado 29, Libre y Soberano. Bonita broma constitucional, caricatura de la organización política norteamericana que es una verdadera unión de países o naciones o mejor expresado ESTADOS con su completa representatividad (diputados y senadores), lo que nosotros, sistema centralista y presidencial poderoso, ni siquiera podemos disponer de nuestros ingresos por adherirnos, “ad chalecum”, a ese Pacto Federal que no entume en nuestro desarrollo.

En fin, los jurisperitos blanquiazules, sin despeinarse, dieron un repaso jurisprudencial a los jurisperitos de nuestro local Congreso y los magullados del Jurídico Estatal, aunque tal vez hubo consignas que ordenaron la “no intervención” con “calicatencia” para derrumbar futurismos de esos que en México suelen ser como bolas de nieve en la rodada…

Cabe decir y recordarles que el tocayo Bonilla y Amador Rodríguez Lozano, secretario de Gobierno, siempre afirmaron que se someterían a lo dispuesto por la SCJN, lo que es natural dentro de un Estado de Derecho, como dicen los sabios de la materia. Y como se quedaron sin el juguete los que miran un seguro retorno imaginado que a Morena se le cae la casa y como al cotarro en tiempo de coronavirus requiere de entretenimientos para no explotar, pues imaginándose “sector victorioso” se crearán otro juguete pensando que sus golondrinas, en contra de las de Becker, sí volverán sus nidos a colgar… dicen. Y pues la memoria es flaca, le echarán tierrita al espantoso novelón de “Kiko” Vega de Lamadrid y acusará al presidente de batirles el fango para que en Baja California, el año que entra, vuelva Morena a imponer sus fueros y ya verá usted cómo el buen amigo Alejandro Ruiz Uribe se tornará en novedoso cuerno de la abundancia y las flores pisoteadas pronto volverán a tener vida, como el asunto del agua, que les rebotó a los defensores de coyuntura con un tapabocas de esos antivirus tan de uso cotidiano hoy.

Y ora’ que sí’iñores hagan apuestas, cierren las puertas y lo nuevo es pintar de azul y morado al giro y al colorado, pues no hay gallos de tan singular plumaje.

Y don Jaime Bonilla será gobernador de 2 años y retornará a su senaduría porque el futuro está ahí, a un ladito del que “seya”, porque la política es otro virus que a mi tocayo infectó, como dicen, y en algunos casos acaban con el adquiriente o lo elevan al espacio de los dioses. Pero tenemos todos un final feliz: se acabó el juguete. ¿Cuál es la película que sigue?


VIENTOS

Lejos me quedó el lunes 11 del corriente mes para el comentario oportuno –o inoportuno- del final alegre blanquiazul con el “caso Bonilla”, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad, sentenció inconstitucional la extensión a 5 años del período gubernamental otorgado por un acuerdo soberano del Congreso local y cuyo objetivo fue empatar las elecciones presidenciales con las del gobierno bajacaliforniano, senadurías (en su caso) y diputaciones federales con las locales congresionales y municipales (en su caso, también).

Y el cotorro político de nuestra entidad envirulada se quedó sin tema cafecero o cantinero u hogareño (forzado), tema, sea dicho sin hipérbole, para unos de presunción intelectual cuando con antelación señalaban el resultado final –el certero atrapamiento de lo que para otros semejaba un seguro “home run”- mirando con burla y soslayo la inocencia de los soñadores –yo entre ellos- que por olvido o ignorancia creíamos en el título que el Congreso de la Unión nos otorgó al incluirnos con aplausos como el Estado 29, Libre y Soberano. Bonita broma constitucional, caricatura de la organización política norteamericana que es una verdadera unión de países o naciones o mejor expresado ESTADOS con su completa representatividad (diputados y senadores), lo que nosotros, sistema centralista y presidencial poderoso, ni siquiera podemos disponer de nuestros ingresos por adherirnos, “ad chalecum”, a ese Pacto Federal que no entume en nuestro desarrollo.

En fin, los jurisperitos blanquiazules, sin despeinarse, dieron un repaso jurisprudencial a los jurisperitos de nuestro local Congreso y los magullados del Jurídico Estatal, aunque tal vez hubo consignas que ordenaron la “no intervención” con “calicatencia” para derrumbar futurismos de esos que en México suelen ser como bolas de nieve en la rodada…

Cabe decir y recordarles que el tocayo Bonilla y Amador Rodríguez Lozano, secretario de Gobierno, siempre afirmaron que se someterían a lo dispuesto por la SCJN, lo que es natural dentro de un Estado de Derecho, como dicen los sabios de la materia. Y como se quedaron sin el juguete los que miran un seguro retorno imaginado que a Morena se le cae la casa y como al cotarro en tiempo de coronavirus requiere de entretenimientos para no explotar, pues imaginándose “sector victorioso” se crearán otro juguete pensando que sus golondrinas, en contra de las de Becker, sí volverán sus nidos a colgar… dicen. Y pues la memoria es flaca, le echarán tierrita al espantoso novelón de “Kiko” Vega de Lamadrid y acusará al presidente de batirles el fango para que en Baja California, el año que entra, vuelva Morena a imponer sus fueros y ya verá usted cómo el buen amigo Alejandro Ruiz Uribe se tornará en novedoso cuerno de la abundancia y las flores pisoteadas pronto volverán a tener vida, como el asunto del agua, que les rebotó a los defensores de coyuntura con un tapabocas de esos antivirus tan de uso cotidiano hoy.

Y ora’ que sí’iñores hagan apuestas, cierren las puertas y lo nuevo es pintar de azul y morado al giro y al colorado, pues no hay gallos de tan singular plumaje.

Y don Jaime Bonilla será gobernador de 2 años y retornará a su senaduría porque el futuro está ahí, a un ladito del que “seya”, porque la política es otro virus que a mi tocayo infectó, como dicen, y en algunos casos acaban con el adquiriente o lo elevan al espacio de los dioses. Pero tenemos todos un final feliz: se acabó el juguete. ¿Cuál es la película que sigue?