/ sábado 10 de agosto de 2019

Buscando centavos

Pensares


Un día un jovencito estaba caminando cuando descubrió un centavo de cobre brillando en el polvo; lo recogió y lo sostuvo con entusiasmo. El centavo era suyo y no le había costado nada. Desde ese día donde quiera que caminaba mantenía gacha la cabeza, sus ojos inspeccionando atentamente el suelo en busca de más centavos y quizás otros tesoros aún mayores. Durante su vida por supuesto encontró más dinero.

En realidad recogió 302 centavos, 24 monedas de cinco centavos, 44 de diez centavos, 5 de veinticinco centavos, tres monedas de medio dólar y un gastado dólar de papel, un total de 12.82. Mantuvo en lugar seguro su tesoro, protegiéndolo como una herencia gratis de riqueza; se gozaba con el hecho de que ese dinero no le había costado nada. ¿O si le había costado?

Durante la búsqueda de su tesoro se perdió de ver la plena belleza de 35 mil 127 puestas de sol, el esplendor de 327 arcoíris, la hermosura de blancas nubes flotando por encima de su cabeza en un cielo de cristal azul, pájaros volando a gran altura, ardillas saltando en los árboles de rama en rama por encima de los senderos que transitaba y el brillo de las hojas danzando contra un fondo de sol otoñal. Lo que obtuvo -$12.82- no fue con seguridad igual a lo que perdió. Los seres humanos mientras buscan su sustento, se olvidan de vivir.

El turista y el sabio

Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. La única pieza del mobiliario era una cama, una mesa y un banco.

-¿Dónde están sus muebles?, preguntó el turista y el sabio rápidamente también preguntó:

-¿Y dónde están los suyos?

-¿Los míos?, se sorprendió el turista. Pero yo estoy aquí solamente de paso.

-Yo también -concluyó el sabio-. La vida en la tierra es solamente temporal. Sin embargo algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices.

El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden, por eso existen momentos inolvidables y personas incomparables.

Pensares


Un día un jovencito estaba caminando cuando descubrió un centavo de cobre brillando en el polvo; lo recogió y lo sostuvo con entusiasmo. El centavo era suyo y no le había costado nada. Desde ese día donde quiera que caminaba mantenía gacha la cabeza, sus ojos inspeccionando atentamente el suelo en busca de más centavos y quizás otros tesoros aún mayores. Durante su vida por supuesto encontró más dinero.

En realidad recogió 302 centavos, 24 monedas de cinco centavos, 44 de diez centavos, 5 de veinticinco centavos, tres monedas de medio dólar y un gastado dólar de papel, un total de 12.82. Mantuvo en lugar seguro su tesoro, protegiéndolo como una herencia gratis de riqueza; se gozaba con el hecho de que ese dinero no le había costado nada. ¿O si le había costado?

Durante la búsqueda de su tesoro se perdió de ver la plena belleza de 35 mil 127 puestas de sol, el esplendor de 327 arcoíris, la hermosura de blancas nubes flotando por encima de su cabeza en un cielo de cristal azul, pájaros volando a gran altura, ardillas saltando en los árboles de rama en rama por encima de los senderos que transitaba y el brillo de las hojas danzando contra un fondo de sol otoñal. Lo que obtuvo -$12.82- no fue con seguridad igual a lo que perdió. Los seres humanos mientras buscan su sustento, se olvidan de vivir.

El turista y el sabio

Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. La única pieza del mobiliario era una cama, una mesa y un banco.

-¿Dónde están sus muebles?, preguntó el turista y el sabio rápidamente también preguntó:

-¿Y dónde están los suyos?

-¿Los míos?, se sorprendió el turista. Pero yo estoy aquí solamente de paso.

-Yo también -concluyó el sabio-. La vida en la tierra es solamente temporal. Sin embargo algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices.

El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden, por eso existen momentos inolvidables y personas incomparables.

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