/ sábado 11 de enero de 2020

Consejos

Pensares


Desaparece de la mente todos los números no esenciales, esto incluye edad, peso y altura; deja que tu médico se preocupe por ellos, para eso le pagas. Mantén solo amigos alegres, los cascarrabias te detienen. Si realmente deseas uno, probablemente tengas un miembro de tu familia que pueda llenar esa necesidad.

Continúa aprendiendo, aprende más sobre la computadora, manualidades, jardinería, lo que sea, nunca dejes el cerebro ocioso, un cerebro ocioso es morada del demonio y el nombre de ese demonio es Alzheimer. Disfruta de las cosas simples. Cuando tus hijos son pequeños, son pocos lujos que te puedes dar. Cuando están en la universidad, son pocos los lujos que te puedas dar; cuando se han ido y estás retirado, son pocos los lujos que te puedes dar.

Ríe mucho, largo y tendido; ríe hasta que se te vaya el aliento; ríe tanto que la gente te pueda encontrar en un lugar distinguiendo tu risa. Llora cuando haya que llorar, las lágrimas son naturales. Súfrelo, laméntalo, recuérdalo y luego sigue adelante, la única persona que estará con nosotros toda nuestra vida seremos nosotros mismos.

Rodéate de lo que quieres, ya sea de tu familia, mascotas, recuerdos, música, plantas, hobby; lo que sea, tu casa es tu refugio. Celebra y disfruta tu salud, cuida de ella; si es buena consérvala; si es inestable mejórala; si está más allá de cualquier mejora pide ayuda.

No te enrolles en un viaje de culpa, lo que pasó ya está en el pasado. Toma mejor un viaje a otro país, el centro comercial o a un pueblo cercano, pero no a donde te lleve la culpa. No te arrepientas de nada, aprende de la experiencia y sigue adelante.

Dile a las personas que amas que las amas en toda oportunidad. Recuerda: La vida no se mide por el número de respiros que damos, sino por los momentos que nos quitan el aliento. Cada minuto son 60 segundos perdidos de felicidad.

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