PENSARES
Todas nuestras acciones ejercen una influencia en nuestro entorno, en las relaciones con los demás, en nuestro bienestar y por ende en nuestras vidas, cada vez que hacemos cualquier cosa va implícita la intención con la que la llevamos a cabo y dependiendo de esa intención será entonces la experiencia interna o externa que manifestarlo.
La intención no se puede jamás esconder porque es lo que nos permite poner en movimiento el proceso de manifestación, un gran número de personas tienen intenciones ocultas al momento de ejecutar sus acciones y por eso que a veces las acciones causan todo lo contrario a lo que quisieran causar, aquí entra en juego el conocer nuestra propia sombra, nuestro lado oscuro, ese que todos tenemos y no queremos dar a conocer para entonces poder aprender a delatarlo y aclarar nuestras intenciones y poder obrar con integridad.
Obrar con el corazón de fiesta significa tener alegría, bienestar, paz, amor incondicional, tranquilidad al momento de llevar a cabo cualquier acción en la vida diaria, este estado nos permite actuar con armonía y de esta manera volvernos personas más agradecidas, más felices, más auténticas y creadores de experiencias gratificantes.
Obramos más con el corazón de fiesta cuando preparamos la comida, cuando hacemos un cumplido, cuando hacemos nuestro trabajo, cuando manejamos, cuando escuchamos a alguien contarnos sus desgracias o alegrías, cuando ayudamos a alguien, cuando cuidamos a un enfermo, cuando hablamos con nuestros hijos, busquemos siempre nuestro propio bienestar y hagamos aquello que nos hace sentir bien.
Cuando no deseemos hacer algo sinceramente no lo hagamos, si hay algo que nos hace sentir mal no lo hagamos, cuando obramos con el corazón de fiesta esa misma puede contagiar a todos a nuestro alrededor por el hecho de que nuestras acciones son legítimas, no cuando actuamos de forma hipócrita, nuestras acciones se reflejarán y entonces todo a nuestro alrededor se volverá hostil y nos causará malestar en todo momento.
