PENSARES
Cuentan que una niña y sus primos iban cada vez a la gran comida familiar en casa de sus abuelos y esperaban con ilusión el momento en el que el abuelo les daba las monedas, entonces los niños corrían a comprar golosinas.
Y como vieron los abuelos, tíos y padres que así los niños nunca aprenderían a manejar el dinero, les propusieron una prueba especial: Que en el plazo de un año enseñaran de qué eran capaces de conseguir con aquellas monedas. Algunos se propusieron ahorrar. Los niños pequeños no hicieron caso y en cada visita seguían todos comprando golosinas.
Cada semana presumían sus dulces ante el resto de los primos, riéndose y molestándolos. Tanto les hicieron rabiar que dos de sus primos dejaron su espíritu ahorrador y se sumaron al grupo de los golosos que gastaban todo al momento. Otro de los primos decidió empezar a manejar su dinero con cambios, comprando y vendiendo cosas. En poco tiempo sorprendió a toda la familia, aunque consiguió mucho dinero con poco esfuerzo y al ritmo que llevaba terminaría siendo rico, pero cada vez se metían en cosas más arriesgadas y unos meses después se quedó sin un centavo por haberse metido en apuestas.
Otro primo más ahorró todo el dinero que le daban deseoso de ganar el concurso y al cabo de un año pudo juntar más dinero que nadie. Fue el ganador y el resto de sus primos comprendió de él las ventajas en el ahorrar y esperar.
Aún quedaba una niña que lo había pasado mal en el concurso, se había gastado sus monedas, pero tenía un plan y decidió seguir con el. Cuando estaba a punto de finalizar el segundo año, ella dio una gran sorpresa a todos al parecer en casa de los abuelos con un violín y mucho dinero. Fue impresionante verla y oírla tocar porque lo hacía muy bien, pero lo que terminó por entusiasmar a todos fue la historia de la pequeña violinista. Todos sabían que la niña adoraba el violín, aunque la familia no tenía para el instrumento ni las clases.
Así que conoció a un pobre violinista que tocaba en el parque. Le ofreció todas las monedas que le diera su abuelo si le enseñaba a tocar. Aunque era poco dinero, el violinista aceptó encantado y durante meses le enseñó con alegría. Ella puso tantas ganas e interés que en poco más de un año el artista le prestó su violín para que pudiera tocar a dúo en el parque. En poco tiempo tuvieron tanto éxito que ella pudo comprar su propio violín y le sobró algún dinero.
Toda la familia la ayudó a convertirse en una famosa violinista y contaban a cuantos conocían la historia de cómo unas monedas bien gastadas fueron suficientes para hacer realidad sus sueños.
El ahorro normalmente es la diferencia que existe entre el ingreso personal, menos los gastos que se tienen. Mientras más ahorremos tendremos un mejor futuro. Siempre debemos enseñar a los demás a no gastarse todo el dinero, en saberlo invertir en cosas no riesgosas y que nos permitan en momentos de necesidad salir adelante. Procuremos ahorrar siempre un poco de lo que gastamos para formar nuestro patrimonio.
