Pensares
Una vez un escritor llegó a un pueblo situado en medio de la nada y se le ocurrió que de ahí podría sacar un nuevo libro basado en las anécdotas que pudieran tener sus pobladores.
Ya entrado en esa idea, fue a buscar al hombre más viejo del pueblo y al encontrarlo le dice:
-Mire, ando recopilando datos para escribir un libro. ¿No tendrá usted alguna historia cómica y ligera que pudiera yo transmitirle al mundo?, algo que usted haya vivido en este pueblo y que recuerde con frecuencia.
-Ah sí, una vez se perdió la esposa de Pedro, ese que vive allá tras la lomita. Pues se llegó la noche y que no aparece su señora; nos reunimos todos los hombres del pueblo y nos armamos con un buen cargamento de aguardiente y nos metemos al monte a buscarla. Allá a los días la encontramos y como ya andábamos un poco locos por el aguardiente, pues uno por uno le hacemos el amor a la esposa de Pedro.
El escritor se asombra del morbo con que el viejito recuerda las cosas y se asusta, piensa que no puede confiar en eso que sucedió, pero…
-¿No tendrá algo más cómico? ¿Algo que le haga reír a usted y a todos los del pueblo?, no sé, a lo mejor algo inusual, qué sé yo.
-Pues sí, una vez se perdió una clienta de Alfredo, pos que se llega la noche y no regresaba la chava. Nos reunimos todos los hombres del pueblo, nos armamos con un buen cargamento de aguardiente y nos metemos al monte a buscarla. Allá a los días la encontramos y pos como ya andábamos un poco locos por el aguardiente, pues uno por uno le hicimos el amor a la clienta.
Y el viejito estalla en carcajadas. El escritor piensa que el viejo está loco y sería mejor cambiar el carácter del tema para que ya no cuente esas cosas.
-¿Y no tendrá otra historia? No sé, algo más dramático y triste que haya vivido, algo que pueda conmover a los demás y que pueda yo libremente contar en mi libro…
El viejito mira al suelo y se le nubla la vista. Con un nudo en la garganta y las lágrimas rodando por sus mejillas le dice:
-Pues una vez me perdí yo…