¡Por favor paren todo! Este libro me superó, me mató para volverme a resucitar. No sé qué es más destacable de este libro: Si el como tal o todo lo que ocurrió alrededor de el para que se llegara a publicar.
Su autor solo escribió dos novelas en toda su vida, a los 16 años “La Biblia de Neón” y a los 30 “La Conjura de los Necios” (John Kennedy Toole, Anagrama, 389 páginas). Vivió en una casa con escasez económica y afectiva; su manuscrito lo presentó en diferentes editoriales y una le dijo “déjanos ver”. Así pasaron meses y nunca se editó su libro.
El autor cae en una profunda depresión y saca el poco dinero que tiene en el banco, sube a su carro y recorre parte de su país (Estados Unidos). En medio de la nada, se mete a un bosque, conecta una manguera al tubo de escape y ya se la saben, corría el año 1961.
Pasan 10 años del suicidio del escritor y su madre recuerda tener una copia de su libro, el cual leyó y dijo: “Esto es una obra de arte, debe ser publicado”. Comienza a golpear muchas puertas y llega con un maestro de literatura y escritor en una universidad (Walker Percy). Lo visita, le marca por teléfono, le manda cartas, hasta que lo convence de leer el manuscrito.
“Espero que sea tan malo que solo pueda leer uno o dos capítulos”, comentó el profesor. Terminó leyendo tres veces el libro y movió sus influencias y amistades he hizo que el libro se publicara. En 1980 se publica y al año siguiente gana el premio Pulitzer a la mejor novela de ficción.
Si ya llegaste a esta parte de la lectura es que te intriga saber de qué trata esta joyita literaria. ¡Aquí le cuento mi compa!
El libro gira en torno a Ignatius J. Reilly, un sujeto inadaptado y anacrónico que sueña con que el modo de vida medieval, así como su moral reinen de nuevo en el mundo. Para ello y con la intención de ser escuchado en un mundo en el que es en realidad un incomprendido, rellena de su puño y letra cientos de cuadernos en los que plasma su visión del mundo. Él tiene la esperanza de que algún día esos libros se editaran y cambiaran la visión del mundo a quienes lo lean.
Este libro tiene mucho de autobiográfico, ya que el autor -como el personaje- tenía una relación de amor y odio con su madre y también trabajó en una fábrica de telas. Ignatius se ve “obligado” a buscar trabajo a los 35 años por su madre, ya que por un accidente deben pagar una fuerte suma de dinero.
Para cerrar de manera dramática esta columna, la cereza del pastel: Cuando el autor se suicidó, en su carro dejó el manuscrito de lo que sería su tercera novela. Este documento -como otras cosas- la Policía lo dejó en el cuarto de “evidencias”. Al tiempo, un fuerte huracán arrasó con el área destruyendo ese cuarto de evidencias y con eso se perdió lo que quizás sería una nueva gran novela de John Keneddy Toole.
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