/ sábado 7 de agosto de 2021

Tutti frutti sabatini

VIENTOS

Mañana harán 4 años del fallecimiento del licenciado Enrique Mejía Pancardo: 8 de agosto de 2017; era martes. No sé si causó o no gran expectación la noticia, pues al morir Enrique, el PRI de toda su pasión y entrega y carrera política navegaba víctima de la defenestración popular que poco advierte la calidad de sus líderes honestos como “el francés”, que era el apodo que ignoro cómo nació, pero que era el trato común de sus amigos y amigas íntimas.... y alguno que otro desbozalado.

Aquel grupito juvenil con Margarita Ortega Villa (+), Humberto Lepe Lepe, Antonio Servín, Francisco Gerardo (+) y otros de menor “ruido”, era un grupo muy interesante en sus proyecciones políticas que bien advirtió el gobernador - de entonces - Milton Castellanos Everardo (+), quien me encargó (yo era entonces secretario general del CDE del Tricolor) que lo vigilara bien de cerca y con mucho celo partidista, porque eran el relevo generacional “que ocuparía nuestros espacios”.

Y fue así como en tiempo y espacio, fueron arribando (unos sí, otros no) a los diversos niveles políticos o administrativos, cuyo enlistado ocuparía un espacio superior al que tengo acceso en mis colaboraciones sabatinas y menos cuando hoy las breves líneas que ocupo son de recordación del amigo Enrique Mejía Pancardo que con su gran vehemencia partidista y su don para conquistar amistades, se nos fue apenas en sus 74 años de vida, acusado de algún mal (del que jamás se quejó) y que mañana, seguro, estará en la mente de sus verdaderos amigos como este escribidor que, claro, lo superaba en años vitales.

Me tocó meter las narices en su promoción para presidente del CDM priísta, puesto que ganó con la aprobación de sus amigos. Pero decirlo así, tan horizontal y con vacío, sería una majadería; lo importante fueron sus resultados que le dieron brillo políticos y luego capacidad para auxiliar, muy de cerca, a Margarita Ortega Villa (+) en sus diversas campañas para cargos políticos, incluyendo la lucha por la gubernatura de nuestra entidad, ocupando el gran poder de convocatoria de Enrique sumada a la brillantez política de Margarita.

Luego, la tristeza y la amargura, pues durante su desarrollo personal fue cuando en el PRI se inició la debacle política iniciada por el vengativo presidente Carlos Salinas de Gortari cuando por haber perdido Xicoténcatl Leyva Mortera como gobernador bajacaliforniano la candidatura del tan ínclito personaje, no tuvo empacho en hacer uso de un poder nada constitucional para defenestrar a Leyva Mortera quitándole la gubernatura para otorgarle un “puestazo” en Washington (USA) inexistente de cierto y sustituirlo con el ingeniero Oscar Baylón Chacón (+) con instrucciones y equipo para entregar el Gobierno interino al PAN, que fue el triunfo (?) de Ernesto Ruffo Appel. Mucha tinta escurrió al respecto y una raya más en el lomo del tigre...

Y el PAN ya no abandonó el precioso regalo, supongo que con la aprobación feliz del hombrecito que se decía de “Agualeguas”. Y eso se lo tuvo que tragar Mejía Pancardo con harto dolor de su alma tricolor.

Hasta que llegó un huracán apodado “Morena”, al mando del gran líder político Andrés Manuel López Obrador y desbarrancó electoralmente al PAN, lo que promovió el “vomitivo” PAN – PRI - PRD que lució, contra los 3 partidos ya reducidos, a la vergüenza pública que no quieren entender que fue fácil el destroncamiento ante la corrupción que ahora se agrupaba buscando retomar el poder perdido por fallas terribles de los altos niveles asociados con la corrupción.

Pero el vendaval ya no hiere a Enrique en donde esté. Su lealtad a su partido se premia si es que hay justicia en el más allá, mientras acá (en el más acá) te recordamos tus amigos con el afecto de siempre. Descansa en paz...

VIENTOS

Mañana harán 4 años del fallecimiento del licenciado Enrique Mejía Pancardo: 8 de agosto de 2017; era martes. No sé si causó o no gran expectación la noticia, pues al morir Enrique, el PRI de toda su pasión y entrega y carrera política navegaba víctima de la defenestración popular que poco advierte la calidad de sus líderes honestos como “el francés”, que era el apodo que ignoro cómo nació, pero que era el trato común de sus amigos y amigas íntimas.... y alguno que otro desbozalado.

Aquel grupito juvenil con Margarita Ortega Villa (+), Humberto Lepe Lepe, Antonio Servín, Francisco Gerardo (+) y otros de menor “ruido”, era un grupo muy interesante en sus proyecciones políticas que bien advirtió el gobernador - de entonces - Milton Castellanos Everardo (+), quien me encargó (yo era entonces secretario general del CDE del Tricolor) que lo vigilara bien de cerca y con mucho celo partidista, porque eran el relevo generacional “que ocuparía nuestros espacios”.

Y fue así como en tiempo y espacio, fueron arribando (unos sí, otros no) a los diversos niveles políticos o administrativos, cuyo enlistado ocuparía un espacio superior al que tengo acceso en mis colaboraciones sabatinas y menos cuando hoy las breves líneas que ocupo son de recordación del amigo Enrique Mejía Pancardo que con su gran vehemencia partidista y su don para conquistar amistades, se nos fue apenas en sus 74 años de vida, acusado de algún mal (del que jamás se quejó) y que mañana, seguro, estará en la mente de sus verdaderos amigos como este escribidor que, claro, lo superaba en años vitales.

Me tocó meter las narices en su promoción para presidente del CDM priísta, puesto que ganó con la aprobación de sus amigos. Pero decirlo así, tan horizontal y con vacío, sería una majadería; lo importante fueron sus resultados que le dieron brillo políticos y luego capacidad para auxiliar, muy de cerca, a Margarita Ortega Villa (+) en sus diversas campañas para cargos políticos, incluyendo la lucha por la gubernatura de nuestra entidad, ocupando el gran poder de convocatoria de Enrique sumada a la brillantez política de Margarita.

Luego, la tristeza y la amargura, pues durante su desarrollo personal fue cuando en el PRI se inició la debacle política iniciada por el vengativo presidente Carlos Salinas de Gortari cuando por haber perdido Xicoténcatl Leyva Mortera como gobernador bajacaliforniano la candidatura del tan ínclito personaje, no tuvo empacho en hacer uso de un poder nada constitucional para defenestrar a Leyva Mortera quitándole la gubernatura para otorgarle un “puestazo” en Washington (USA) inexistente de cierto y sustituirlo con el ingeniero Oscar Baylón Chacón (+) con instrucciones y equipo para entregar el Gobierno interino al PAN, que fue el triunfo (?) de Ernesto Ruffo Appel. Mucha tinta escurrió al respecto y una raya más en el lomo del tigre...

Y el PAN ya no abandonó el precioso regalo, supongo que con la aprobación feliz del hombrecito que se decía de “Agualeguas”. Y eso se lo tuvo que tragar Mejía Pancardo con harto dolor de su alma tricolor.

Hasta que llegó un huracán apodado “Morena”, al mando del gran líder político Andrés Manuel López Obrador y desbarrancó electoralmente al PAN, lo que promovió el “vomitivo” PAN – PRI - PRD que lució, contra los 3 partidos ya reducidos, a la vergüenza pública que no quieren entender que fue fácil el destroncamiento ante la corrupción que ahora se agrupaba buscando retomar el poder perdido por fallas terribles de los altos niveles asociados con la corrupción.

Pero el vendaval ya no hiere a Enrique en donde esté. Su lealtad a su partido se premia si es que hay justicia en el más allá, mientras acá (en el más acá) te recordamos tus amigos con el afecto de siempre. Descansa en paz...