/ sábado 17 de julio de 2021

Vivir aprendiendo

PENSARES

A los 5 años aprendemos que a los pececitos no les gusta la gelatina. A los 9 aprendemos que nuestra profesora solo nos preguntaba cuando no sabíamos la respuesta. A los 10 aprendemos que era posible estar enamorado de cuatro muchachitas al mismo tiempo.

A los 12 aprendemos que si teníamos problemas en la escuela, los teníamos más grandes en casa y así fue pasando el tiempo. A los 28 aprendemos que se puede hacer en un instante algo que nos va a doler la cabeza la vida entera; a los 33 aprendemos que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo; a los 38 aprendemos que siempre que estamos viajando quisiéramos estar en casa y siempre que estamos en casa nos gustaría estar viajando.

A los 47 aprendemos que niños y abuelos son aliados naturales; a los 63 aprendemos que es razonable disfrutar el éxito, pero que no se puede confiar demasiado en el. También a los 63 aprendemos que no podemos cambiar lo que pasó, pero podemos dejarlo atrás; a los 64 aprendemos que la mayoría de las cosas por la cual nos hemos preocupado nunca suceden.

A los 71 aprendemos que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea; a los 72 aprendemos que si las cosas van mal no tenemos porqué ir con ellas. A los 75 aprendemos que envejecer es importante y que todavía tenemos mucho qué aprender.

Siempre estamos aprendiendo algo nuevo. Entender cuál es la verdadera importancia de la familia, de la vida misma, que si bien todos tenemos distintas cualidades, capacidades y habilidades, sepamos valorar las que tenemos y podemos ofrecer a los demás, saber aceptar nuestras limitaciones y no olvidarnos de nuestras metas, aunque muchas veces parezcan muy lejanas y difíciles.

Realmente no tiene mucha importancia hasta qué edad vivimos. Lo importante es sentir que no lo hemos hecho en vano.

Con el tiempo aprendemos que intentar perdonar o pedir perdón, decir

que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser

amigo ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. El ser humano se hace viejo muy pronto y sabio muy tarde, justamente cuando ya no hay tiempo.

PENSARES

A los 5 años aprendemos que a los pececitos no les gusta la gelatina. A los 9 aprendemos que nuestra profesora solo nos preguntaba cuando no sabíamos la respuesta. A los 10 aprendemos que era posible estar enamorado de cuatro muchachitas al mismo tiempo.

A los 12 aprendemos que si teníamos problemas en la escuela, los teníamos más grandes en casa y así fue pasando el tiempo. A los 28 aprendemos que se puede hacer en un instante algo que nos va a doler la cabeza la vida entera; a los 33 aprendemos que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo; a los 38 aprendemos que siempre que estamos viajando quisiéramos estar en casa y siempre que estamos en casa nos gustaría estar viajando.

A los 47 aprendemos que niños y abuelos son aliados naturales; a los 63 aprendemos que es razonable disfrutar el éxito, pero que no se puede confiar demasiado en el. También a los 63 aprendemos que no podemos cambiar lo que pasó, pero podemos dejarlo atrás; a los 64 aprendemos que la mayoría de las cosas por la cual nos hemos preocupado nunca suceden.

A los 71 aprendemos que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea; a los 72 aprendemos que si las cosas van mal no tenemos porqué ir con ellas. A los 75 aprendemos que envejecer es importante y que todavía tenemos mucho qué aprender.

Siempre estamos aprendiendo algo nuevo. Entender cuál es la verdadera importancia de la familia, de la vida misma, que si bien todos tenemos distintas cualidades, capacidades y habilidades, sepamos valorar las que tenemos y podemos ofrecer a los demás, saber aceptar nuestras limitaciones y no olvidarnos de nuestras metas, aunque muchas veces parezcan muy lejanas y difíciles.

Realmente no tiene mucha importancia hasta qué edad vivimos. Lo importante es sentir que no lo hemos hecho en vano.

Con el tiempo aprendemos que intentar perdonar o pedir perdón, decir

que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser

amigo ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. El ser humano se hace viejo muy pronto y sabio muy tarde, justamente cuando ya no hay tiempo.

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