EL MURO
Tan solo unos ligeros ajustes sustanciales, no se ocupa más, para hacer de la educación en Baja California un modelo generador de talentos en todas las disciplinas.
Si desde la primaria el docente se dedica a atender personalmente a cada uno de sus alumnos, dialogando con cada uno, digamos al menos una vez cada quince días en una charla informal, podrá hacer sentir al niño en un ambiente donde sea capaz de exponer sus intereses o sus sueños. También es probable que derivado de esa charla el docente sepa con precisión cuáles son las condiciones del entorno familiar, pero como los asuntos del hogar están fuera de su jurisdicción, debería enfocarse en hacer sentir a sus pupilos en aula amigable, apta para el crecimiento divertido.
Ahora sí, con ese conocimiento valioso llega lo más peliagudo, lo nunca intentado: Deberá ajustar los contenidos de las materias, acorde a los intereses ubicados en sus alumnos. Todos deberán aprender matemáticas porque tampoco se trata de pelearse con el sistema haciendo a un lado el contenido programático oficial; al contrario, el respeto es un valor importante, pero la innovación es una competencia quizá más trascendente.
El maestro será capaz de hacer ver que todos requieren aprender sobre matemáticas, pero no todos ocupan memorizar fórmulas. El niño con dotes artísticos debe reconocer que la ciencia de los patrones ayuda para afinar el razonamiento, para agudizar la percepción, para detectar engaños, incluso para escribir una obra con un planteamiento discursivo coherente. Las matemáticas son útiles para todos, no solo para los ingenieros.
Sé lo inverosímil que suena esto, pero partimos de un hecho indiscutible, nuestros docentes trabajan por vocación, esto quiere decir, sabedores de que dar clase implica sacrificios, por lo cual serán capaces de sacar adelante cualquier innovación porque aman su profesión, pero ante todo aman a sus niños. Con todo eso, cualquier traba personal, administrativa, sindical, política, será incluso un acicate fortalecedor del ánimo.
Aunque lo ideal sería tener a todos los grupos de todos los grados trabajando bajo el mismo modelo, siendo realistas, con solo un grupo creciendo juntos los seis años de la primaria, sería más que suficiente. Lo mejor de todo esto es que no requiere gastos adicionales, se puede hacer prácticamente gratis.
De un modelo como éste solo podemos esperar cosas buenas. Tendremos la certeza de que al final de su periodo estudiantil egresarán profesionistas en la actividad o en el oficio soñado por ellos: El artista siendo artista, igual con el arquitecto, el poeta o el filósofo. Ya no veremos a profesionistas justificando como emprendimiento, la necesidad de hacer dinero porque la carrera estudiada no les sirvió.
