/ lunes 28 de mayo de 2018

El candidato perfecto

EL MURO

El manual del perfecto candidato recomienda: “Todo el esfuerzo durante la campaña debe dirigirse a mostrar que eres la esperanza del Estado”.

Pero la esperanza es vaga, es una expectativa que genera aprensión, temor -como alternativa al desgaste emocional, los romanos crearon la diosa Spes-. Dum anima est, spes esse o dicho en castellano: Mientras hay vida hay esperanza, porque la esperanza muere al último, aunque el que espera desespera.

El manual -que sí existe, no es una ocurrencia discursiva para hacer atractivo este texto- es una epístola con recomendaciones para que un advenedizo de raíz humilde gane una elección: “Son las apariencias y las buenas palabras y no el verdadero provecho, las que encandilan a la gente”.

Advierte: “Sé consciente que tú, más que nadie, significas para tus oponentes el miedo a la justicia y a la cárcel… no se trata de que tus enemigos saquen la impresión de que vas a ir por ellos ya, sino de tenerlos aterrorizados a fin de que completes tus planes más fácilmente”.

Sobre las propuestas disparatadas y otras locuras: “Una campaña electoral tiene al menos la ventaja de que permite decir y hacer cosas inconcebibles en situación normal y de que, incluso, está bien visto mezclarse con individuos cuyo trato sería impropio o vergonzoso en otra situación”.

Para cuando las cosas no anden momentáneamente bien: “Has de disimular tan bien lo que te disgusta que parezca siempre que estás a tus anchas. Que todos se sientan valiosos: “Es especialmente importante ganarse la confianza de quienes creen que tú puedes darles -o esperan que les des- el control de una tribu; tienes que procurar ser visto a diario rodeado por gentes de todo tipo, condición y edad, porque muchos inferirán de ahí la fuerza de tus votos en el día de la elección”.

Para blindarse contra las trampas: “Si repartes bien las responsabilidades entre los tuyos con influencia, amenazas a tus oponentes con investigarles, metes miedo a los caciques y espantas a los que compran votos, podrás conseguir que las elecciones sean limpias o al menos que la corrupción no afecte al resultado”.

“Finalmente, debes procurar que estas elecciones resulten un gran espectáculo popular, con la mayor brillantez, esplendor y despliegue de medios que esté a tu alcance y que, de ser posible, se hable de todo lo infamante, ilegal, deshonesto o corrupto que pueda haber en la personalidad y en las costumbre de tus oponentes”.

No hay magia en las palabras del manual, ya que en realidad son un montón de recomendaciones obvias que apelan a las reacciones intuitivas del humano, porque somos fácilmente manipulables -ya hemos hablado sobre sesgos cognitivos en varias ocasiones-.

Lo que hace interesante a la carta es el contexto: El “Commentariolum Petitionis” conocido también como el “Manual del Candidato” (disponible en internet), es una carta escrita por Quinto Tulio Cicerón a su hermano Marco Tulio, que aspiraba a un puesto gubernativo en Roma hace casi 2 mil 100 años. Lo dicho comendador: Poder, política, políticos y politicastros, la misma cosa toda la vida.

vicmarcen09@gmail.com

EL MURO

El manual del perfecto candidato recomienda: “Todo el esfuerzo durante la campaña debe dirigirse a mostrar que eres la esperanza del Estado”.

Pero la esperanza es vaga, es una expectativa que genera aprensión, temor -como alternativa al desgaste emocional, los romanos crearon la diosa Spes-. Dum anima est, spes esse o dicho en castellano: Mientras hay vida hay esperanza, porque la esperanza muere al último, aunque el que espera desespera.

El manual -que sí existe, no es una ocurrencia discursiva para hacer atractivo este texto- es una epístola con recomendaciones para que un advenedizo de raíz humilde gane una elección: “Son las apariencias y las buenas palabras y no el verdadero provecho, las que encandilan a la gente”.

Advierte: “Sé consciente que tú, más que nadie, significas para tus oponentes el miedo a la justicia y a la cárcel… no se trata de que tus enemigos saquen la impresión de que vas a ir por ellos ya, sino de tenerlos aterrorizados a fin de que completes tus planes más fácilmente”.

Sobre las propuestas disparatadas y otras locuras: “Una campaña electoral tiene al menos la ventaja de que permite decir y hacer cosas inconcebibles en situación normal y de que, incluso, está bien visto mezclarse con individuos cuyo trato sería impropio o vergonzoso en otra situación”.

Para cuando las cosas no anden momentáneamente bien: “Has de disimular tan bien lo que te disgusta que parezca siempre que estás a tus anchas. Que todos se sientan valiosos: “Es especialmente importante ganarse la confianza de quienes creen que tú puedes darles -o esperan que les des- el control de una tribu; tienes que procurar ser visto a diario rodeado por gentes de todo tipo, condición y edad, porque muchos inferirán de ahí la fuerza de tus votos en el día de la elección”.

Para blindarse contra las trampas: “Si repartes bien las responsabilidades entre los tuyos con influencia, amenazas a tus oponentes con investigarles, metes miedo a los caciques y espantas a los que compran votos, podrás conseguir que las elecciones sean limpias o al menos que la corrupción no afecte al resultado”.

“Finalmente, debes procurar que estas elecciones resulten un gran espectáculo popular, con la mayor brillantez, esplendor y despliegue de medios que esté a tu alcance y que, de ser posible, se hable de todo lo infamante, ilegal, deshonesto o corrupto que pueda haber en la personalidad y en las costumbre de tus oponentes”.

No hay magia en las palabras del manual, ya que en realidad son un montón de recomendaciones obvias que apelan a las reacciones intuitivas del humano, porque somos fácilmente manipulables -ya hemos hablado sobre sesgos cognitivos en varias ocasiones-.

Lo que hace interesante a la carta es el contexto: El “Commentariolum Petitionis” conocido también como el “Manual del Candidato” (disponible en internet), es una carta escrita por Quinto Tulio Cicerón a su hermano Marco Tulio, que aspiraba a un puesto gubernativo en Roma hace casi 2 mil 100 años. Lo dicho comendador: Poder, política, políticos y politicastros, la misma cosa toda la vida.

vicmarcen09@gmail.com