Yolanda de la Torre V. | El Sol de México
Quizá muchos aún no lo perciban, pero el mundo vive momentos de gran preocupación, entre el incremento de la tensión que hay principalmente entre Rusia y Ucrania, por la exigencia que hace el mandatario ruso, Vladimir Putin, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de que no incorpore a sus filas a los ucranianos, amenazando con invadir ese país si se insiste en el punto.
Hay que recordar que en tiempos de la Guerra Fría existían dos grandes bloques militares enfrentados en el mundo. Uno era precisamente la OTAN, agrupando a naciones de Europa Occidental, Estados Unidos y Canadá; el otro, encabezado por la Unión Soviética, era el Pacto de Varsovia, donde estaban las naciones socialistas de Europa Oriental.
Tras la finalización de la Guerra Fría, con una virtual victoria de Estados Unidos, a principios de los noventa el Pacto de Varsovia desapareció y varias de sus naciones miembros, incluyendo algunas de las repúblicas exsoviéticas, se anexaron al bando contrario: La OTAN. La principal preocupación de Rusia respecto a que incorporen a Ucrania al organismo militar radica en que esa nación fue una de las herederas del arsenal nuclear de la Unión Soviética, algo que causa preocupación en Moscú.
Ahora, ante el temor de que tropas rusas invadieran territorio ucraniano, el gobierno de Joe Biden ha amenazado a Rusia con sanciones económicas sin precedente, además ya envió a Kiev más de 80 toneladas de equipamiento militar para asistir al gobierno de Volodimir Zelenskyi.
Rusia, por su parte, ha amenazado principalmente a Europa con “cerrarles la llave del gas”, dado que son proveedores de la tercera parte de ese energético para el viejo continente. Precisamente, el energético que llega a territorio europeo desde Rusia, lo hace atravesando territorio de Ucrania y ante eso, Estados Unidos le ha ofrecido a la Unión Europea proveerle del gas necesario en caso de que hubiera un conflicto.
Si eso llegara a ocurrir, aquí en México es importante que tengamos presente que somos importadores de gas y podríamos vernos seriamente afectados, tanto por una carencia global de este energético, como por un fuerte incremento de su precio, algo que nos recuerda que actualmente en el panorama global ya no existen los hechos aislados y lo que ocurre, incluso al otro lado del mundo, puede afectarnos de forma directa y diría que hasta contundente.
Ahora que se vive una cierta recuperación, el gran problema es la afectación de las cadenas de suministro, lo que eleva precios de energéticos, que incluso impactan a la inflación y podrían llegar a peores momentos en el caso de que se diera una invasión a Ucrania por parte de Rusia, algo en lo que teóricamente no se nos vincula, pero nos impacta directamente.
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