/ miércoles 5 de septiembre de 2018

La roca

Pensares


Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió. Día tras día, por muchos años desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas y ésta no se movía.

Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.

Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente:

-Has estado empujando esa roca durante mucho tiempo y no se ha movido.

Le dio al hombre la impresión de que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su frustración y desilusión.

Satanás le dijo:

-¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un minuto de esfuerzo y será suficiente.

El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos.

-Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio; he empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?

El Señor le respondió con compasión:

-Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar. Ahora vienes a mí sin fuerza a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora: Tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad, has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mí es lo que has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca.

Algunas veces cuando escuchamos la palabra del Señor tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios nos pide obediencia y fe en Él. Debemos ejercitar nuestra fe que mueve montañas, pero conscientes que es Dios, quien al igual logra moverlas.

Cuando todo parezca ir mal, solo empuja. Cuando estés agotado por el trabajo, solo empuja. Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debiera, solo empuja. Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas, solo empuja. Cuando la gente simplemente no te comprenda, solo empuja. Cuando te sientas agotado y sin fuerzas, solo empuja.

En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos. Entrega tus miedos al Señor y pídele con una oración que Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a Él.


Pensares


Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió. Día tras día, por muchos años desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas y ésta no se movía.

Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.

Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente:

-Has estado empujando esa roca durante mucho tiempo y no se ha movido.

Le dio al hombre la impresión de que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su frustración y desilusión.

Satanás le dijo:

-¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un minuto de esfuerzo y será suficiente.

El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos.

-Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio; he empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?

El Señor le respondió con compasión:

-Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar. Ahora vienes a mí sin fuerza a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora: Tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad, has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mí es lo que has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca.

Algunas veces cuando escuchamos la palabra del Señor tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios nos pide obediencia y fe en Él. Debemos ejercitar nuestra fe que mueve montañas, pero conscientes que es Dios, quien al igual logra moverlas.

Cuando todo parezca ir mal, solo empuja. Cuando estés agotado por el trabajo, solo empuja. Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debiera, solo empuja. Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas, solo empuja. Cuando la gente simplemente no te comprenda, solo empuja. Cuando te sientas agotado y sin fuerzas, solo empuja.

En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos. Entrega tus miedos al Señor y pídele con una oración que Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a Él.


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